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La degradación humana (III)

Por Miguel Ángel Vicente
miércoles 19 de junio de 2019, 06:16h

Al igual que Alfonso Ussía, yo tampoco he sido invitado a los fastos organizados por Sergio Ramos y Pilar Rubio, no sólo a la ceremonia celebrada en la Catedral de Sevilla, donde se dieron, según dicen, el “sí, quiero” recíprocamente, sino tampoco al fiestuco que, tras la misma, se celebró en la finca del jugador madridista, La Alegría, ubicada a media hora de la capital hispalense, convirtiendo sus 44 hectáreas, según expresa Pilar Vidal, en “ABCGentestillo” del sábado 15 de este mes y año, convertidas en una especie de Neverland (el rancho que tenía Michel-Jackson)”, y esto lo añado yo, ya que, como es lógico, las horteradas son como la tiña y las acomete quien tiene ansias y visos de encumbramiento a lo más alto, convertido en ídolo de adoración y sumisión por parte de la masa cretinizada, de la masa de carne con ojos, o, a veces, incluso, sin ojos, que, al igual que quienes las propagan o proponen, hacen gala de, en vez de albergar “seso” en el cráneo, albergar un trozo de tronco de alcornoque, por lo que poco o nada puede esperarse en cuanto al raciocinio de tales mentes, por lo que no es de extrañar que una gran mayoría de ciudadanos, a modo de reata de arrastre, ocuparan durante horas los aledaños de la Catedral hispalense, aguantando carros y carretas, para admirarse del tronío y el empaque, no sólo de los novios, sino también de los invitados de tan alta alcurnia que iban acudiendo en fila, a la manera, como suelen desplazarse las hormigas cuando abren camino, o la procesionaria, en hilera, a fin de exhibirse impudorosamente ante los ojos atónitos y llorosos, seguidos de algún grito histérico, de quienes creen que han sido testigos de un hecho excepcional en la historia de la humanidad y que marcará un hito en la misma.

Como no podía ser de otra manera, la horterez se demuestra como el movimiento, o sea, andando, por lo que para que no quedara duda de la misma, ahí estaban las exigencias de requisitos para acceder a tal evento (una tomadura de pelo para los llamados), algunos de los cuales, verdaderamente patéticos, tales como que los invitados no utilizaran colores rosa, rojo, verde o naranja, en relación a las féminas, y a ellos, o sea, a los machos, el clásico chaqué, amén de hacer gala, para evitar intrusos, de un tatuaje, con clave, que los invitados debían llevar, aunque, al parecer algunos, entre ellos el Presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, parece que hicieron un corte de mangas al mismo, pensando, quizás, en que se tatuara su… ya me entienden, pues la finca había sido blindada para evitar que los curiosos asomaran sus narices por aquellos pagos, aunque desde el exterior, dicen, que se visualizaba una enorme noria gigante, un carrusel de feria de autos de choque y un poblado indio completo, todo para personas mayores de edad y se presume que con cierta inteligencia, lo cual, en realidad, pone de manifiesto el grado de mentecatez de los anfitriones, aunque, a decir verdad, ponen en su sitio a los mismos, porque no se pueden pedir peras al olmo, todo este show, dicen, que organizado por el sello de identidad de “La Puta Suegra”, la empresa catalana que ya ha organizado las bodas de otras parejas famosas, que ya con el citado nombre huelgan las palabras y los comentarios.

Como botón de muestra, cabe reseñar el comentario que en el diario deportivo “AS” del domingo 16, J.A. Espina hacía respecto al aspecto del central del Madrid: “Llevaba el central del Real Madrid un chaqué clásico, de negro perfecto, y un tupé rubio a juego con el color verde pistacho que vestía su madre y madrina, Paqui García, mantilla aparte”. Y todo ello, ocupando y usando vías públicas, como si se trataran de espacios integrados en un cortijo, ya que el tráfico en las calles aledañas a la Catedral estuvo cortado durante el día del enlace, poniéndose placas en las que junto a la señal de prohibido aparcar podía leerse “boda”, y así en las calles Santo Tomás y Fray Ceferino, que rodean al Archivo de Indias, sólo estaría permitido el paso a los vehículos en los que llegarían los 500 invitados, una treintena de minibuses, que tras la ceremonia trasladarían a lo afortunados hasta Bolullos de la Mitación, la finca donde se celebraría el convite, quedando, por tanto, el centro de Sevilla blindado, lo que indignó a los guías turísticos y a los cocheros de los coches de caballos, que no podrían llegar a la Catedral y que tendrían que quedarse en la Puerta de Jerez, infligiendo un duro perjuicio económico tanto a unos como a otros, amén del uso de la Policía Local, pagada por todos los sevillanos, a mayor gloria y loor de un deseo desmesurado de una pareja que quiso, por un día, o más bien, por unas horas, convertirse en el ombligo del mundo, cuando, en realidad, se trata de escenificar una situación ya consolidada, de varios años de convivencia y más teniendo en cuenta que no son neófitos en estos lares matrimoniales, pues ya tienen tres hijos, por lo que la pareja ya ha gozado de la coyunda, por activa y por pasiva, del lecho conyugal, a no ser que quieran hacernos creer que Pilar haya concebido a sus tres vástagos por obra y gracia del Espíritu Santo, en concepción semejante a la de la Virgen María respecto de Nuestro Señor Jesucristo. Yo, recuerdo, que en tiempos donde regía la sensatez y el sentido común, este tipo de ceremonias se celebraban a las siete de la mañana, antes de salir el sol, y casi siempre en invierno, con asistencia de los interesados, la pareja, y los testigos, como mucho. Pero esta exaltación por todo lo alto, a modo de boda Real, no constituye sino más bien un escándalo y querer hacerse notar, tratando de chuparle la oreja, ¿a quién? Por cierto, su gozo en un pozo ya que no pudieron casarse en el ALTAR MAYOR porque para ello hacen falta títulos nobiliarios de los que quedan lejos un Mundial, dos Eurocopas, cuatro Champions, cuatro Ligas, dos Copas, tres Super-Copas de España y otras tres de Europa que integran el palmarés del futbolista.

Siguiendo, con Ussía: “Vuelvo a la boda del siglo. Una boda con unicornios y muchas molestias para los invitados. Absténgase de acudir los alérgicos a cualquier tipo de pegamento. Para acceder a las fiesta-cena hay que aplicarse un tatuaje con un código de seguridad personalizado. Mucha sencillez. Y los invitados han recibido el manual de instrucciones. 1/ Quita el plástico transparente del tatuaje. 2/ Coloca el tatuaje sobre la piel. 3/ Presiona un trozo de tela húmeda o una esponja sobre el papel del tatuaje. (Hay que llevar de casa un trozo de tela húmeda o esponja). Mucha sencillez. 4/ Sosténla al menos 60 segundos (Me pregunto. ¿Qué hay que sostener durante 60 segundos, el trozo de tela o la esponja?. 5/ Retira el papel cuidadosamente. 6/ Espera a que el tatuaje se seque. Me parece de perlas que los centenares de invitados a la boda de Sergio Ramos, síntesis del buen gusto, están obligados a proceder de acuerdo a las instrucciones relacionadas. Pero me desdigo. Nada me importa no figurar entre los invitados. A mí, que tengo un carácter, me invitan a una boda con esas instrucciones y mando al novio, a la novia, al padrino, a la madrina, a los pajes, al de la tarta, a Florentino y a Zidane a freír mil pares de puñetas. Cuchipandas de estío”. Por cierto, Zizou (así como Piqué) fueron los grandes ausentes.

En fin, ¿qué quieres que te diga, compañero Alfonso (Ussía)? A mí, sí que me ha dolido este olvido, dejándome fuera de la pomada, como si fuera un apestado, ignorándome como a un cangrejo sin patas. Pero, en fin, ahí queda mi protesta.

MIGUEL-ÁNGEL VICENTE MARTÍNEZ

18 de Junio de 2.019

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