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Un gobierno fuera de la ley (XXIII)

Por Miguel Ángel Vicente
miércoles 08 de julio de 2020, 11:41h

Como indiqué en el anterior artículo, éste no suponía sino una suspensión temporal de la saga de artículos que encabeza el presente, dado que la realidad y los acontecimientos se precipitan y las noticias que se desprenden de los mismos vuelan a la velocidad de la luz, y no se ha acabado con uno de ellos, cuando ya hay más leña en la hoguera o chimenea de los mismos que, a veces, es casi imposible centrarse sobre uno, so pena de dejar de lado otros muchos, que es lo que, a la postre, esperan los jerifaltes inmersos en ellos, con la esperanza de que el tiempo lo borra todo y más constatando la memoria de los ciudadanos españoles que bien pareciera de cera y que en la actualidad se concentra más bien en sentarse en una terraza de cualquier centro hostelero a fin de tomarse unas cervezas y olvidar la penuria de su día a día y sobre todo no detenerse en los ringo rangos de los hechos que tienen por sujetos a políticos, y, además, dejar de lado ese ejercicio incómodo de pensar y sobre todo razonar, dando por buenas las simples explicaciones o excusas de mal pagador que suelen dar esos jerifaltes y justificando, en su caso, sus tropelías e incumplimientos legales, en que si no son unos serán los otros los que circundarán esos límites entre el bien y el mal, entre cumplir la ley o incumplirla, de manera que en ese aforismo de “laisser faire, laisser passer”, encuentran su acomodo y liberan de insomnio las vicisitudes por las que atraviesa la Nación Española, cada vez más debilitada y cada vez más empujada hacia el abismo, la penuria, la pobreza y la ruina, importando poco que noticias lacerantes y altamente combustibles, como la subida galopante del paro, la situación de dos millones de trabajadores inmersos en ERES, sin dejar de contar con los empresarios que se ven abocados a formalizar los mismos, las más de 45.000 quiebras que se aventuran en el firmamento español, por la dejadez, la incuria, la imprevisión, la improvisación y el aprovechamiento de la pandemia para seguir erre que erre realizando contratos fraudulentos para arrimar el ascua a la sardina de los acólitos, los corifeos, los adláteres, los paniaguados y los mamandurrieros, que han llevado a la conclusión de que este país, aún hoy, a duras penas, llamado España, sea el que proporcionalmente a su población, sea el número uno en muerte de contagiados por el coronavirus, aun cuando dicho número, el oficial, maquillado no pase o ronde los 28.000 y los reales, justificados por la inscripciones de defunción en los Registros Civiles, las cuentas de las funeraria y la diferencia de mortandad, en el mismo período, entre marzo-abril-mayo de 2.019 con los mismos meses del año 2.020, nos lleven a 40.000, si no son 50.000, y que ya han dejado de contarse y pasar al olvido que la pandemia sigue vigente y sigue cobrándose vidas de inocentes y contagiando a la intemerata. Pero ya sabemos, que a este Gobierno Progresista de España le resbala todo y sigue viento en popa a toda vela en su línea de llevar a España a ese estado a que se refiera el exvicepresidente del Gobierno, con Felipe González, Alfonso Guerra, que vaticinó que “a España no la iba a reconocer ni la madre que la parió”, en su intento de arrumbar el sistema democrático instaurado por la Constitución de 1.978 y suplantarlo por un régimen comunista-marxista-leninista-estalinista, tipo democracia bananera iberoamericana, uno de cuyos más relevantes ejemplos, lo encontramos en la Venezuela de Nicolás Maduro, en cuyas raíces han bebido los mandamases de Podemos, para los cuales este es el Paraíso en Tierra, pero que, no sabemos por qué, no tienen los arrestos de trasladarse a vivir allí, abandonando el territorio español y huyendo del mismo como de la peste.

Pues bien, aparte del asunto del Ministro de Transportes, José-Luis Abalos, alter ego del Algarrobo, el compañero de fatigas de Curro Jiménez, en la serie televisiva del mismo nombre, que ha perdido fuelle a consecuencia de los acontecimientos derivados de la pandemia del coronavirus, en la vergonzosa, criminal e ilegal entrevista, o vis a vis, que mantuvo en el aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid-Barajas, con la vicepresidenta del Gobierno de Nicolás Maduro, la Dulce Delcy-Eloína Rodríguez, y el desembarco de varios maletas con contenido sospechoso y que salieron del aeropuerto como Pedro por su Casa, sin que pasaran control de seguridad alguno, como mandan los cánones.

Otro asunto que quedó en el baúl de los recuerdos, no menos sangrante y, acaso, más, por afectar a menores y encima bajo tutela de una Administración Pública, es el de, al menos, las dieciocho menores tuteladas por el Gobierno Regional de Baleares y objeto de abusos sexuales indiscriminados, sobre cuyo asunto, dada su gravedad, Ciudadanos y Vox pidieron una Comisión de Investigación Parlamentaria para llegar al fondo del asunto y tratar de averiguar la raíz de donde procedía este caso aberrante, repugnante y escandaloso, a cuya constitución se opusieron ¡los partidos de izquierdas! (esos que propalan día y noche la igualdad de las mujeres, la libertad de éstas para poder retirarse, de noche, a su domicilio solas y borrachas, tal como defienden con vehemencia las feministas de Podemos, con la Ministra de Igualdad, a la cabeza, precisamente, Irene Montero, esposa del vicepresidente de Asuntos Sociales, Pablito Iglesias, alias el “Jorobado de Notre Dame Español”, o “El Chepas” o “El Coletas”), o sean, los que gobiernan en la Comunidad de Baleares, a saber, PSOE, Més y Podemos, que no consideran el caso con molla suficiente para entrar a indagar sobre el mismo, y sobre el que proponen la creación de una “comisión de expertos” para analizar el conflicto y proponer soluciones, dando al traste con la posibilidad de llegar al fondo del asunto y exigir las responsabilidades políticas y penales a que hubiere lugar ante el escalofriante hecho de abuso, quizás en grado mayor, de menores sobre los que el Govern Balear asume su tutela y custodia. Pero lo chocante del caso y lo que enciende todas las alarmas, fue la reacción del Vicepresidente, Pablito, cuando fue interpelado en el Congreso de los Diputados, como responsable último, por ser su Ministerio el de Asuntos Sociales, y salió, como siempre que quiere escurrir el bulto por peteneras, arremetiendo contra la oposición por denunciar que Podemos y PSOE impidieron la creación de una comisión de investigación sobre la prostitución de menores en centros tutelados de Baleares, escándalo que saltó a la arena nacional por su gravedad y magnitud, perdiendo los nervios el Vicepresidente Segundo del Gobierno, que calificó de “repugnante” y “fascista” la labor de la oposición por pretender crear la comisión de investigación. Y es que el caso, unido a las últimas violaciones grupales, desde que se produjera la de “la manada” en los Sanfermines, en la madrugada del 6 de Julio de 2.016, pone los pelos de punta, al saber que una menor de 13 años, tutelada por el Consejo de Mallorca, denunció en la Nochebuena de 2.019 una violación grupal, por cuyo suceso se detuvieron a un adulto y a seis menores, saliendo a la luz, que a partir de entonces, al menos 16 menores tutelados por el Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales, habían sido víctimas de redes de prostitución a cambio de droga, dinero y regalos, ante lo que la Fiscalía anunció una investigación dada la opacidad del Govern Balear. Por ello, da que pensar, la oposición a una investigación en regla, dejando el tema en manos de “expertos” (que ya sabemos que cuando una autoridad pública se escuda en los informes de expertos, no pretende otra cosa que ocultar la verdad y la realidad de los hechos, pues aquellos son nombrados a dedo por dicha autoridad y el nombramiento suele recaer en ineptos, dóciles y sumisos), a fin de que se supiera de buena tinta y de primera mano qué es lo sucedido en una Administración Pública que tiene a su cargo la ardua y esencial tarea de tutelar y velar por la integridad de unos menores sujetos a la misma. Acaso no se quiere rascar demasiado por la identidad de los beneficiarios “en carne” de esa trama sexual, tratando, más bien, al contrario, de echar tierra sobre el asunto, ante lo que pudiera destaparse en su investigación. En cualquier caso, los modos y la pérdida de las formas y el cabreo del Vicepresidente Segundo, Pablito Iglesias, secundando la opacidad, nos dejan un amplio horizonte sobre qué pensar.

MIGUEL-ÁNGEL VICENTE MARTINEZ

8 de Julio de 2.020

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