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La casa de tócame Roque (V)

Por Miguel Ángel Vicente
miércoles 03 de marzo de 2021, 01:30h

¡Qué alharacas y efusivas palabras sentenciando la victoria de la democracia sobre el intento de Golpe de Estado perpetrado por Tejero y sus secuaces el 23 de febrero de 1.981! Toda la cohorte del arco parlamentario, institucional y social se devanaban los sesos, a cuenta de quién era capaz de largar una opinión fetén acerca del triunfo de las luces sobre las sombras, especialmente realzando la postura adoptada por el que fuera, en mejores circunstancias, el Rey de todos los Españoles, a la sazón, Juan-Carlos I, hoy defenestrado y empujado al exilio por su propio hijo, el actual monarca Felipe VI, que lo despachó de La Zarzuela con cajas destempladas y le mandó a hacer gárgaras allá donde el emérito pudiera tener cobijo, siendo recogido por los jeques árabes, medio parientes del mismo, en Abu Dabi, donde encontró acomodo, sin tener que beber el cáliz de una travesía del desierto en busca de mesa donde comer y cama donde reposar sus huesos, con la agravante de que el hijo repudió al padre, de tal manera, que lo lanzó, o sea, que lo desahució del Palacio de la Zarzuela, con una mano delante y otra detrás, ya que los cerca de doscientos mil euros provenientes de la asignación que en los Presupuestos de la Casa Real estaban previstos, a modo de pensión, para el viejo monarca, se los birló Felipe, que, en un juego de malabares, en vez de devolverlos a la Caja de la Hacienda Pública, como era de recibo, decidió retenerlos y asignarlos a la partida de gastos de representación de la propia Casa Real (quizás, con la intención de que la Reina, Doña Leticia, pudiera tirar de chequera en vestuario de alto estanding o cirugías estéticas, ¡quién lo sabe!), e ítem más, la misma partida para el presente año, también ha sido atrapada por Don Felipe, con el cuento de aplicarla a los gastos de digitalización de la Real Casa, todo lo cual no sé yo si pueda enmarcarse dentro de la “ejemplaridad” (palabra funesta para quien debe llevarla a cabo personalmente), que, tan indolente como torpemente, le es exigida a terceros, sin que aquél de cuya boca sale el estigma se crea concernido a mirarse en el espejo de la misma y, sobretodo, a dar cuenta de su ejercicio, en el ejercicio, valga la redundancia, de las obligaciones inherentes al cargo que desempeñan.

Mas ya sabemos, que, en este país, aun hoy, a duras penas, llamado España, una cosa es predicar y otra dar trigo, y en el que campa por sus respetos, ese otro dicho que sanciona “haz lo que yo diga, pero no lo que yo haga”. Y así nos luce el pelo, en un ejercicio obsceno, indecente e impúdico, mirando para otro lado, cuando no taparnos los ojos y hacer como que las cosas, aun pasando, no pasan, o, al menos, pasan con el cariz que uno quiere que pasen, para sentirse satisfechos de su propio ego y, quizás, más bien, con la aviesa intención de poder estirar las patas en la cama donde uno trata de dormir, y tranquilizando nuestras conciencias, con cuentos mil, para poder, amén de estirar esas extremidades, pegar ojo sin sobresaltos.

Y es que, si tan excelente fue la labor realizada por Don Juan-Carlos I, durante su largo reinado, obviando esas canas al aire a las que era tan aficionado, a la vez que asiduo, que, por lo demás, eran conocidas de sobra por todos quienes le rodeaban, incluidos medios de comunicación, y sobre cuyas trapacerías se hacía la vista gorda, amén de sobre los asuntos financieros turbios, en un país en el que quien no corre , vuela, desde que Don Francisco Franco Bahamonde, o sea, el Generalísimo, hincase el pico. Y eso ha sido el modus operandi por parte de todos los partidos políticos, que se erigieron como adalides de la construcción de la democracia en nuestro país, a los cuales les han venido salpicando escándalos a cuenta de las cuentas, valga la redundancia, públicas, pues todo aquél que llegaba al poder se consideraba facultado para hacer de su capa un sayo, y sin que, como fuera su obligación, miraran por el bienestar de la ciudadanía, que es para lo que se presentaban a las elecciones, con programas, que nada más salir elegidos para regir los destinos de la patria, caían en saco roto y quedaban arrumbados en el arcón del olvido. Por eso clama al cielo, esta tormenta que quiere desparramarse sobre la cabeza del emérito, teniendo aquí cabida el lapidario evangélico que insta a “quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra” y todos sabemos cómo acabo el episodio, que las piedras volvieron a su sitio en la tierra y los fariseos lapidantes con la cabeza gacha, retirándose, sin atreverse a levantar la misma. Pues algo así, es lo que nos ocurre a los Españoles.

Y si hablamos de Golpes de Estado, teniendo en cuenta que éstos no siempre tienen por qué concernir a militares, podríamos destripar algún que otro en este país, repito, aun hoy, a duras penas, llamado España. Por ejemplo, uno no muy lejano del de Tejero, el perpetrado por el Gobierno de Felipe González, que en 1.985 clavó el primer rejón de muerte a la independencia de los tres poderes, que según, Montesquieu ha de ser observada escrupulosamente, para que un país pueda configurarse y ser tenido por democrático y de Estado de Derecho, al dar entrada al Ejecutivo y al Legislativo para designar la mayoría de los miembros del Consejo General del Poder Judicial, lo que supuso una intromisión ilegítima, ilegal, antidemocrática y repudiable desde cualquier punto de vista, en el Poder Judicial, dejando ya tocado del ala a dicho Consejo, y cuya reforma en tan vil sentido quiso dejarla sin efecto Alberto Ruiz Gallardón, a la sazón Ministro de Justicia con el PP de Mariano Rajoy, en la Legislatura en que este partido alcanzó una de las mayorías absolutas, si no la mayor, en el Parlamento, en el año 2.012, aunque, en realidad empeorando lo ya empeorado. No entraremos en el posible Golpe de Estado, que supusieron los atentados del 11 de Marzo de 2.004, porque, una vez más, se ha querido falsear la historia, con la connivencia de tirios y troyanos, en aras de unas Razones de Estado, que quedan desarboladas y desautorizadas por la magnitud de los acontecimientos sumidos en el fraude y la mentira, tapados con un enorme montón de estiércol, con la colaboración de quienes son partidarios de taparse la nariz, mirar para otro lado, tragar carros y carretas y comulgar con ruedas de molino.

Y, por si faltara poco, en realidad, España, está sufriendo, a diario, un golpe de Estado tras otro, desde el advenimiento al Poder de la Coalición PSOE-Podemos, integrantes del actual Retroprogresista Criminal Gobierno de España, que aliado y bajo el paraguas de la pandemia desatada por el coronavirus, ha venido cercenando y eliminando derechos fundamentales de los ciudadanos, sobremanera, el de la libertad, arrumbando al Parlamento, donde tan pomposamente se manifiesta que reside la voluntad popular, al rincón del olvido, pues el Ejecutivo viene legislando a golpe de Decreto-Ley, medio excepcionalísimo, que solo puede ser ejercitado en casos de extrema gravedad y necesidad, o a través de proposiciones de ley, presentadas por uno u otro partido del Gobierno, con la aviesa y malsana intención, de obviar los dictámenes e informes que, aunque no sean vinculantes, sí son exigibles en caso de que fuera el Gobierno el que presentara proyectos de Ley, y sólo es preciso referirse al último dictamen emitido por el Consejo General del Poder Judicial, poniendo de hoja perejil, en todos sus aspectos, el proyecto de Ley de Libertad Sexual de la inefable y analfabeta Ministra de Igualdad, Irene Montero, que más pareciera tener en vez de seso en la cabeza, un maletín de artilugios erótico-sado-masoquistas, pues no hace otra cosa que darle vueltas y vueltas a todo lo concerniente a la vagina y al pene.

Y si el peligro de que el Consejo General del Poder Judicial, quede contaminado y herido de muerte, en la independencia exigible al Tercer Poder del Estado, el Judicial, a través de su órgano supremo de dirección y gobierno, llega a concretarse en la realidad, más vale que nos olvidemos de la democracia y vayamos haciéndonos a la idea de abrazar un régimen bolivariano, de corte comunista-marxista-leninista-estalinista, que acabará sumiendo en la pobreza, la ruina y la miseria, material y personal, al pueblo español. Ya que, es casi lujurioso, ese entramado, ese tira y afloja, que se traen, a cara descubierta y sin tapujos ni vergüenza, PSOE, Podemos y PP, a cuenta de la renovación de los cargos dentro de ese Consejo General, cambiando cromos y repartiendo cuotas, como si se tratara de una subasta al mejor postor y sin hacer puñetero caso a los implicados, es decir, a los propios togados judiciales, que parecen estar destinados a aplicar una justicia al dictado del Gobierno de turno, y más, si por falta de acuerdo espurio, bastardo, obsceno, ilegítimo y antinatural, se prosigue con la proposición de Ley, una más, para saltarse todas las voces que debieran ser oídas, y más cuando se pretende una reforma de calado, por parte de PSOE y Podemos, para instaurar una mayoría simple para la designación de los miembros de un Órgano, que si los Jueces no se levantan lanzando sus togas y sus puñetas a la basura (aunque por ley no puedan holgar), acabará firmando su defunción y la defunción de la democracia en este país, repito, por enésima vez, aun hoy, a duras penas, llamado España.

Y si no se trata de un Golpe de Estado las algarabías, patrocinadas por esa masa de terroristas urbanos, alentada desde el propio Gobierno de España, con la quema de contenedores, el destrozo del mobiliario urbano , así como el de la propiedad privada, incluido el saqueo de locales comerciales y los atentados contra la vida de los agentes de los cuerpos y fuerzas de seguridad, en petición de la libertad del “delincuente”, al que todos sabemos identificar sin nombrarlo, con una falta de apoyo material, físico y psicológico a dichos agentes, sin que desde el Ministerio del Interior y desde el Ministerio de Defensa, cuyos titulares se dedican a contar nubes como el expresidente Don José Luis Rodríguez Zapatero, que venga Dios y lo vea. Cuando en un país civilizado democrático y de Estado de Derecho, ya debería estar desplegado el ejército deteniendo para su enchironamiento a toda esa turba y ralea de gentuza.

MIGUEL ÁNGEL VICENTE MARTÍNEZ

3 de marzo de 2021

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