Hace tiempo que se veía muy difícil la salvación del Albacete Balompié pero los resultados le seguían permitiendo tener esperanzas. El empate en casa ante el Lugo del pasado martes fue el inicio del final, que llegó este miércoles cuando el Logroñés ganó al Fuenlabrada y la diferencia con la salvación para el Alba es de seis puntos con los riojanos y con la diferencia de goles perdida.
Ha sido una temporada pésima, la dirección del club estuvo perdida desde el primer instante que se planificó la temporada, la elección del técnico y de la dirección técnica fue un error. Más tarde se quiso maquillar todo echando al director técnico y al entrenador, más técnicos, más secretarios técnicos y los mismos malos resultaos. A la plantilla le faltaba calidad y le sobraban hombres con mucha ficha y poco rendimiento.
Los dueños del club demostraron que su capacidad para estar en el fútbol profesional es reducida. El covid acabó por desalentar a una afición a la que el club fue despegando de la entidad porque nunca creyó que la gente fuera importante para el equipo, los directivos se enrocaron en si mismos y olvidaron siempre a los aficionados. El Alba jugaba en Albacete pero parecía que jugase a 2.000 kilómetros. Los dueños no han querido ser partícipes del sentimiento de la ciudad y las personas que han dejado en Albacete al frente del club han demostrado mucha soberbia y poca empatía con instituciones, agrupaciones, peñas, accionistas o aficionados.
Poco positivo de la temporada, quizá habría que apuntar que el equipo con Noguerol ha sido más equipo que durante el resto de la temporada y eso que llegó cuando ya prácticamente las opciones eran imposibles. Algunos jugadores han estado por encima de la media, otros han sido patéticos.
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