Es el caso de La Cachorra Yeye, en Albacete, donde regresa el baile y la música, por lo que su escenario vuelve a estar ocupado por artistas locales y nacionales desde el pasado 13 de octubre.
Los albaceteños han sido los encargados de inaugurar la temporada de conciertos en la sala, tras dos años de parón por la pandemia. "Teníamos muchas ganas de volver a la carga y volver a programar todos los eventos que se habían dejado de hacer, sobre todo los conciertos. La pista de baile vuelve a ser por fin de los clientes, como debe ser", ha celebrado en declaraciones a Europa Press el gerente de La Cachorra y director de la productora El Hombre Music, Jorge López.
Según ha explicado López, las restricciones les obligaron a readaptarse y acoger otras actividades y horarios, que ahora van a intentar compaginar con la vuelta del ocio nocturno. "Hay eventos, como los recitales de poesía o la biblioteca feminista, que pudimos mantener pese a las restricciones, pero otros muchos los cambiamos por catas de vino y tapeo a mediodía para mantener viva la llama de los eventos con otros formatos. Ahora hay que buscar la manera de que sean compatibles".
"La perspectiva de futuro es muy buena, a nivel de facturación estamos encantados, íbamos hasta el cuello y parece que empezamos a ver la luz al final del túnel", ha concluido.
AFORO NO MASIFICADO
Desde la sala de New Zahora, de Ciudad Real, aseguran que siguen obligados a reducir el aforo, lo que supone unas 300 personas. "En nuestro caso, también apostamos por un aforo no masificado y será en mesa con la distancia adecuada", comenta Alvaro Vielsa, director de comunicación de la sala.
Así, admite que "las perspectivas son buenas, ya que es evidente que la vacunación funciona y los datos son muy esperanzadores". "Hemos esperado dos años hasta que la situación se ha empezado a estabilizar y abriremos el próximo día 4 de noviembre", añade.
Sobre la nueva programación que ofrecerá la sala, Vielsa comenta que será un nuevo concepto de ocio con noches-espectáculo y una entrada con todo incluido, show más bebida y una carta de picoteo, con veinticinco personas al servicio del cliente.
"Este concepto de 'dinner night' en Madrid está siendo la fórmula más demandada tras el fin de las restricciones y aquí supondrá una novedad sin precedentes", asegura.
En Cuenca, desde la sala de conciertos Los Clásicos ya han vuelto a programar en directo. Así, ya el pasado 15 de octubre tuvo lugar la primera 'jam session' a las 23.00 horas en donde el aforo fue limitado y el único requisito que se exigió fue mascarilla obligatoria y una prueba negativa de COVID-19 a los integrantes de la banda que fueron sin mascarilla.
A partir de este mes de noviembre, Los Clásicos se ha propuesto volver a tener una regularidad de conciertos similar a la de antes de la pandemia los viernes y/o sábados. Además, desde la sala, a largo plazo, van a trabajar en promover su canal de YouTube 'Live Clásicos', con el objetivo de que la gente también pueda ver los conciertos desde casa.
Por otro lado, esta sala ya ha ido cerrando bolos de cara al año que viene y, en la medida de lo posible, van a intentar volver a contar con la decena de grupos que ya tenían confirmados antes de la pandemia pero que derivado de las circunstancias sanitarias tuvieron que cancelar.
De cara a futuro, entre los objetivos que se marca ahora esta sala de conciertos está el de intentar apoyar más aún la música en directo y a las bandas e intentar "cambiar" el apoyo del usuario a la música en Cuenca, porque cuando se le pone precio a un concierto "cuesta" que la gente vaya.
Para esto, quieren concienciar a los asistentes de la necesidad de pagar una entrada a la sala de conciertos, y de esta forma la música y los grupos tengan más apoyo, porque sin este apoyo "la música en directo se puede acabar".
GUADALAJARA
Después de casi veinte meses cerrados, la Sala Óxido de Guadalajara abrió de nuevo sus puertas el pasado 29 de octubre con todas las entradas agotadas en la primera semana de su puesta a la venta.
Daniel Pérez, gerente de esta sala de conciertos, la única que permanecía cerrada aún en Guadalajara, ha indicado que en el caso de su empresa, el fin de las restricciones ha supuesto pasar "de cero a cien", y tras llegar a plantearse el cierre total, por fin, ahora mira el futuro con optimismo y con muchas ganas de trabajar.
Ha reconocido vivir momentos de "rabia e indignación tremenda" ya que la única sala de conciertos que permanecía cerrada era Óxido y no alcanza a entender por qué razones "se ha criminalizado la música y la cultura".
"Como somos un hobby, nos han dado por....", ha señalado en declaraciones a Europa Press, indignado por no entender qué sentido tiene que se hayan puesto tantas cortapisas a este sector y salas como la suya mientras, apenas a unos metros de distancia, había cientos o miles de personas haciendo botellón.
En su caso, no ha podido abrir hasta ahora porque los aforos a los que tenían que ajustarse en la sala no suponían ninguna rentabilidad para un espacio dedicado a eventos de una idiosincrasia que conlleva muchos técnicos y grupos caros.
Daniel ya se estaba planteando el cierre definitivo si no habría de aquí a fin de año pero de nuevo sus perspectivas, si la situación epidemiológica no empeora, son "buenas". "Se nota que la gente quiere recuperar su vida", y ahora solo espera que pronto se igualen a lo que ya tenían en 2019.
"MUCHAS GANAS DE ABRIR" EN TOLEDO
En Toledo, Mónica Pérez, una de las responsables del Grupo 5 Notas, que programa la actividad musical en las salas Pícaro y Círculo de Arte en la capital regional, ha afirmado que llevan "con esperanza" el fin de las restricciones tras la pandemia.
"Teníamos muchas ganas de abrir ya y trabajar porque llevábamos nueves meses cerrados y sin que nuestras paredes escuchasen los graves y los agudos y, aunque estamos esperanzados, tenemos ese peso de llevar cerrados muchos meses", ha argumentado.
Pérez lamenta que el sector haya tenido "muy pocas ayudas", que se circunscriben a las que les dio el Instituto Nacional de Artes Escénicas y Música (IAEM) en 2020. "Nos hemos sentido abandonados porque parece que la música no es cultura y que al ser privadas, las salas no nos dedicamos a ello".
A ello ha unido que, pese a la esperanza, perciben que el "camino va a ser duro" porque todavía hay mucha gente que tiene miedo a meterse en un espacio cerrado, por lo que ha solicitado también el apoyo del público y que responda a la programación que están preparando.
Respecto a la programación, ha señalado que las dos salas ya han comenzado a acoger conciertos y que en 2022 se está "programando mucho" porque los grupos están empezando a girar y eso hace que "gire toda la industria". "En ese sentido, a tope. Pero estamos abriendo con prudencia", concluye.