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Aberraciones democráticas (I)

Por Miguel Ángel Vicente
miércoles 19 de enero de 2022, 04:46h

Según el Diccionario de Uso del Español, de María Moliner, el término “aberración” es definido como “Extravío: apartamiento del camino conveniente” o “Apartamiento de la conducta conveniente”. Y buscando sinónimos, podemos enumerar los siguientes: desvío, descarrío, extravío, perdición, perversión, vicio, equivocación, error, yerro u ofuscación. Y así, con arreglo a lo antedicho, una “aberración democrática” es tanto como una “perversión democrática”, o sea, una desviación de los principios fundamentales e inmutables que deben presidir e inspirar un texto constitucional, aplicable a una sociedad que verdaderamente podamos calificar inserta en un sistema “democrático” (el cual queda lejos de España, encuadrada más bien dentro de las Repúblicas bananeras bolivarianas de Venezuela, Cuba, Bolivia o, quizás también, en el polo opuesto de las dictaduras, la Corea del Norte de Kim-Jong-un), en el cual la Ley prima sobre todo lo demás, y su cumplimiento y obervancia obliga no sólo a los ciudadanos, sino también y con un mayor grado de exigencia, a quienes ostentan los diferentes poderes dentro del sistema constitucional, que, por el mero hecho de ser los capitostes y las cabezas visibles de este sistema, deban observar una ejemplaridad rigurosa, modélica, severa, implacable cabal y estricta, en definitiva, convertirse en el espejo en que han de mirarse los ciudadanos para dirigir su comportamiento en sociedad y fuera de ella. Mas, en nuestro país, aún hoy, a duras penas, llamado España, esto es como pedir peras al olmo o confiar en que las ranas críen pelo, antes al contrario, y en este momento actual con una agudización y gravedad más persistente, profunda e impenitente, vivimos en una especie del País de las Maravillas, en el que Alicia se ha convertido en el ejemplo a seguir por todos nuestros mandamases, más acostumbrados y proclives, a mirarse en el espejo de la Bruja de Blancanieves, preguntándole a diario, repetidas veces, ¿quién es el más guapo y guay del país?, lo que nos lleva a un choque de trenes, porque todos esos personajes, esos jerifaltes que, sin haber pegado un palo al agua en su vida y por lo general carentes de los más mínimos principios exigibles a un gobernante democrático, inmersos en la corrupción sistémica y sistemática, y aquí, sí podríamos darle la razón al flojo y pálido Ministro de Consumo, Alberto Garzón, con esa cara de pasmado que gasta (aún dilucidando en su reciente matrimonio sobre quién sea el macho y la hembra en la pareja), incurso en esa “izquierda gourmet”, o sea, la que nunca ha pegado un palo al agua, repito, repleta de incapaces, cuando no retrasados mentales, incultos, inanes, que bien podrían confundirse con una de las columnas hieráticas del Partenón, pero muy amiga de codearse con la alta costura, los mejores restaurantes, incluso consumiendo chuletones de ternera a punta pala, pelando, a dos manos, gambas, langostinos, cigalas, ostras , bogavantes y langostas, previo a su deglutido a dos carrillos, regado todo ello con buenos vinos de gran reserva y rematando con champán francés en los postres, en el sentido de que toda esa tropa dirigente podría catalogarse como una especie animal inmersa en una macrogranja, porque asoman a centenares nada más darle un puntapié a una piedra, y si no que se lo pregunten al Pseudo-Doctor-Sánchez, con esa recua de más de 1.500 asesores y asesoras (me imagino que alguno o alguna habrá para asesorar en el ámbito sexual) que, que a dedo, han sido instituidos por la gracia del okupa de La Moncloa, sin contar con todo el batallón, que asoman sus tentáculos en el ámbito autonómico y municipal, que digo yo que para qué queremos ese ejército de más de tres millones de funcionarios que sientan sus antifonarios en las poltronas de las distintas Administraciones Públicas, y que son, a la postre, a quienes por su propia razón de ser y de cobrar un suculento sueldo, son quienes están para asesorar, cada cual dentro de su rama, a tanto político que, a lo mejor, si fueran como Dios manda, con unos estudios superiores acreditados y trabajados (y no adquiridos por arte de birlibirloque de las distintas Universidades Españolas, que se abren de patas ante la autoridad competente y sueltan títulos de grado, de licenciado, másteres y otras vorágines mil como conejas, con tal de contentar a su señor)y no fueran esa tropa dedicada a posar para la foto, aunque sea inaugurando un adoquín, una alcantarilla, o plantando un árbol, que les deja quebrados un buen rato, o una señal de tráfico o un paso de cebra, etc., quizás no debieran recibir asesoramiento alguno debido a sus sobrados conocimientos, que comprobamos que éstos, por las razones antedichas, son más bien magros.

Pues bien, una de esas aberraciones, que claman al cielo y exigen justicia humana y divina, han sido los deplorables abusos y violaciones sexuales revelados en el ámbito de los Centros Tutelados de Menores, en el ámbito de la Comunidad de Baleares, en la que la principal responsable de que los mismos funcionen como deben, o sea, su Presidenta. Francina Armengol (más preocupada por desterrar el castellano de la vida Balear e implantar en la misma el catalán) , se ha llamado andana y ha impedido en el Parlamento Balear la comisión de investigación que pedían a grito pelado la oposición en pleno, y que también salpicó al otrora Vicepresidente del Gobierno Ex-Ministro de Asuntos Sociales y Agenda 2.030, Pablito Iglesias, alias “Bragueta ligera” o el “Jorobado de Notre Dame Español”, entre otros, que se puso como un basilisco cuando fue interpelado por este motivo en el Congreso de los Diputados y que, al igual que la Francina, hizo mutis sobre el asunto e impidió la Comisión de Investigación en el Congreso de los Diputados, lo que es toda una contradictio in terminis, tratándose de una ralea de sujetos que tan preocupados están, día y noche, por la implementación de los derechos de los más desfavorecidos, de los más vulnerables y, sobre manera, de las mujeres, sin que otra implicada en esa implementación, la Ministra de Igualdad, Irene Montero, haya dicho esta boca es mía, ni para qué, que ella está para ampliar el aborto, abrir caminos de los que transitan vía LGTBI y otras agrupaciones análogas y complementarias, sin que le importe un rábano el devenir de los/las menores que sufrieron sobre sus carnes la perversión de unos desalmados, que habría que investigar hasta el fondo y dar con la identidad que los/las que se beneficiaron a aquéllos/as. Mas ya sabemos, que a esta “izquierda gourmet”, le resbala todo lo que no sean fuegos artificiales y el trasiego de fondos, por aquí y por allá , que ya se sabe, que, aunque son laicos y anticatólicos (porque las otras religiones sí les parecen dignas de protección), cumplen a rajatabla, ciertas normas del Evangelio, entre otras, aquella que dice “Haz lo que yo te diga, pero no hagas lo que yo haga”, amancebándola con ese otro principio propio de la corrupción absoluta, que santifica el dicho, según el cual “El que parte y reparte, se queda con la mayor parte”. Y si no, que se lo digan a la Ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Moroto, que ha absorbido una partida de 100 millones de euros, de los fondos europeos, destinados en un plazo de tres años, a proyectos turísticos para “colectivos LGTBI+” y “diferentes religiones”, estando incluidos en el primero las personas lesbianas, gais, transexuales, bisexuales y otras identidades sexuales (que aún no está cerrado el cupo de la diversidad de cómo han de afrontar el ámbito sexual los ciudadanos) y sin que en el segundo se matice religión alguna, seguramente cualquiera que no sea la católica. Pues bien, de ese montante, para abrir boca, 26 millones de euros, se van a destinar a relanzar el turismo nacional, subvencionado iniciativas y proyectos centrados en la condición sexual y las creencias religiosas de los potenciales turistas, con la finalidad de “diversificar el perfil” de los turistas que visiten España, equiparando a ambos colectivos con otros como personas mayores, discapacitados y familias. De esos 26 millones seleccionados para el primer año, 7´8 se destinarán a empresas y pymes (que no sé qué diferencia hay entre “empresa” y “pyme”), otros 7´8 a asociaciones y fundaciones, y los 10´4 millones restantes se repartirán entre instituciones públicas. Ante esta anómalo destino de los fondos europeos dispensados a España por la UE para la recuperación económica tras la pandemia de la Covid, no es de extrañar la reclamación que algunas Comunidades Autónomas han presentado ante el Tribunal Supremo, encabezadas por la presentada por la Comunidad de Madrid de Isabel Díaz Ayuso, denunciando la arbitrariedad en el reparto de los mismos, aunque lo sea en relación con otra partida distinta de ésta, la dispensación directa de 9 millones de euros de subvención al País Vasco, Navarra, Extremadura y Comunidad Valenciana, y Pablo Casado ya ha amenazado con la denuncia global ante la propia UE. Y mientras ocurren estas cosas, los damnificados de La Palma por la erupción del Volcán de Cumbre Vieja, aún están esperando a la Luna de Valencia, que llegue a sus bolsillos un mínimo de las ayudas prometidas por el Retroprogresista Criminal Gobierno de España, que rápido fue en su aprobación y publicación a bombo y platillo, pero que no se sabe si no llegarán o si se han perdido por el camino, como ocurrió con los ERES de Andalucía.

MIGUEL ANGEL VICENTE MARTINEZ

19 de enero de 2.022

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