Y en ese rebufo que destila el Retroprogresista Criminal Gobierno de España, integrado por las ruinas de lo que fuera el PSOE, junto con Podemos, y arropado por la escoria parlamentaria (ERC, Bildu, Junts per Cat., PNV, Teruel Existe, y algún desnortado más), se está demostrando su incapacidad para gobernar un país en beneficio de sus ciudadanos, y lo que les viene encima les viene grande, sin saber cómo atajar los problemas que pueblan el horizonte de miseria, ruina, pobreza y hambre, y a la vista está el movimiento de casi todos los sectores afectados por la inflación y el desorbitado encarecimiento de las energías, eléctrica y gasística, amén de la derivada de los petróleos, con el añadido de una subida confiscatoria de los Impuestos, Seguridad Social incluida, que están provocando la asfixia a toda la cadena productiva del país, incrementado, si cabe, con las resultas de la invasión de Ucrania por Rusia, ante cuyos problemas, nuestro “bello durmiente” Presidente, el Pseudo-Doctor-Sánchez, no hace otra cosa que seguir en uso sin solución de continuidad del Falcon, ahora recorriendo Europa, con la sola intención de pavonearse ante los mandamases europeos y lucir su bello perfil, equivocando la pasarela por donde debe desfilar, pues en la mayoría de los casos, por no decir en todos, sus homólogos europeos le hacen oídos sordos, y alguno, como el Alemán Olaf Scholz lo manda a hacer puñetas y le invita a que resuelva sus problemas domésticos en casa y no busque desesperadamente a quien le saque las castañas del fuego, mientras toda su cohorte ministerial se esfuerza en difundir el mantra de que el clamor de la calle está inducido por la “ultraderecha”, lo que no es cierto (pues no cabe en la cabeza que todos los camioneros, que todos los agricultores, que todos los ganaderos, etc., etc., lo sean), pero que si fuera verdad, ya están tardando en salir pitando de sus poltronas y abandonar el país, pues esa ultraderecha se concreta prácticamente, en el 90 por ciento de la ciudadanía, y con un aditamento más, de echar la culpa también de su desnortada gestión a Putin. Por cierto, hablando del tirano soviético, el actor Juan Echanove, declara que “Hitler y Putin son la misma persona”, sin aclarar si también se identifica con ellos nuestro Presidente, responsable del genocidio coronavírico que asoló y asola nuestro país (aún siguen muriendo alrededor de las 600 o 700 personas a la semana, por la Covid-19), ante la inacción el Gobierno en los albores de la pandemia y en todo el recorrido de la misma, la cual parece ahora ser culpa de la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y de su hermano, por el contrato en el que marginalmente participó éste, en pos de las mascarillas (que el arúspice sanitario de La Moncloa, Fernando Simón, consideraba innecesarias) por un montante de 1.500.000 euros, cuando desde la propia Moncloa (que le pregunten a Salvador Illa) y otras Administraciones Públicas, se formalizaron contratos al respecto por varios cientos de millones de euros, cuando no miles, siendo beneficiarias empresas que ni constaban oficialmente constituidas o inexistentes, e, incluso, con material que jamás llegó a su destino o llegó en condiciones no utilizable y deleznable.
Y por si fuera poco, nuestro “bello durmiente” (en espera del beso que le despierte de su sueño, sea binario o no), arrogándose la soberanía nacional (a la manera del Rey Sol, Luis XV o como un Putin cualquiera), se dedica en vez de “desfacer entuertos”, cual Don Quijote carnavalesco (que así, cachondeándose del mismo le llaman en Bruselas) a crearlos, como el que acaba de levantar a cuenta de la soberanía del Sahara, que se la otorga, ahora, a Mohamed VI, o sea, a Marruecos (en un afán de ponerse al rebufo de la Administración Norteamericana, a ver si suena la flauta y consigue, al menos, una llamada, ya que un vis a vis, con el Presidente del Despacho Oval, Joe Biden, se antoja inalcanzable, teniendo en cuenta que, por lo general, en el ámbito internacional es considerado como un pelele, como lo demuestra su colocación en la foto de familia de la última reunión de la OTAN, en tercera y última fila y casi fuera del foco, al lado del Presidente de Macedonia, o sea, como quijotescamente se ha apreciado por la canalla periodística, a sacar el corner, a varios años luz del Presidente Norteamericano Joe Biden) y poniendo en un brete a España ante Argelia, cuyo Gobierno ya ha llamado a capítulo a su Embajadora en España y no sabemos cómo acabará reaccionando, poniendo en riesgo el suministro de gas imprescindible para nuestro país. Claro, que, a lo mejor, ante la opinión del Magistrado que lleva el caso Ghali, que apunta a que “Sánchez dirigió la operación” y para evitar un rebote hacia su persona, quiera dejar claro, que el permitir la entrada del líder del Frente de Liberación Saharaui en nuestro país, de la manera más ilegal que se pueda hacer, para tratarse su contagio de coronavirus, lo fue solamente por “motivos humanitarios” y no porque estuviera por aquel entonces aliado con el Frente Polisario. Y hablando de humanitarismo, Podemos, siguiendo con su estela de sexualidad ante todo y nada más que sexualidad, aboga por la acogida a los refugiados ucranianos con “mirada feminista”. ¡Cuántas pajas deben hacerse al día estos pervertidos del sexo!.
Por cierto, como suele ser habitual, nuestro prohombre viajero impenitente, Falcon mediante, nos intenta vender una moto mas, a cuenta de que la UE le haya permitido a España y a Portugal, la conformación de una “Isla Energética”, en un mandarle a freír espárragos, para quitárselo de encima, en su intento de separar el coste del gas de la factura de la luz, en contra de la opinión generalizada de los demás países comunitarios, en un intento de clasificar a España y Portugal en un apartheid respecto del furgón de cola de la Unión Europea.
Y ante este panorama, esperemos que Alberto Núñez Feijóo no se deje engatusar por las diatribas del Pseudo-Doctor-Sánchez y entre al trapo cual manso toro, cargando con el marrón sobre sus espaldas y mire, por una vez, por el bien de España y los españoles.
MIGUEL ANGEL VICENTE MARTINEZ
30 de marzo de 2.022
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