En ese sentido, contratar los servicios de un letrado especialista en el tema que se está juzgando es imprescindible.
¿Cuándo contratar a un abogado concursal?
Son muchos los campos de especialización dentro del mundo derecho. Algunos, como el derecho penal, son más conocidos, pero otras especialidades no se conocen tanto y se puede caer en el riesgo de no contar con un profesional adecuado. Uno de estos casos está relacionado con los distintos campos que existen dentro del derecho mercantil: el derecho concursal. Contar con un abogado concursal es muy necesario en algunos escenarios legales relacionados con la empresa.
¿Qué es un abogado concursal?
Un abogado concursal es un letrado que tiene un papel relevante en aquellos casos en los que las empresas contraen y deben cobrar una deuda cuando alguna de las partes se declara insolvente. Esta es su función principal, que se combina con la reestructuración y refinanciación previas al concurso de acreedores, la negociación con las partes y, por supuesto, la representación ante el juez encargado de dirimir sobre el proceso concursal.
Como ocurre con todos los profesionales del derecho que se especializan en un campo, los abogados concursales son la mejor opción en estos casos, pues ellos conocen de primera mano todos los detalles que están regidos por la Ley Concursal de 2003 y acumulan experiencia en decenas de procesos similares, lo que les permite tener más vías de acción para resolver las situaciones de deuda de manera que sus clientes se sientan satisfechos con el resultado.
Los principales objetivos del abogado concursal
Los puntos que hay que tener en cuenta para lograr que el cliente no se vea muy afectado por este tipo de procesos reglados, son muchos.
Por un lado, es importante que el perjuicio para el acreedor sea el mínimo, pero que esto tampoco deje a los deudores en una situación de insolvencia que les impida volver a poner en marcha sus negocios.
Además, el abogado concursal tiene una gran responsabilidad a la hora de garantizar la seguridad financiera de sus clientes. Esto pasa por un fortalecimiento de las relaciones mercantiles con clientes, proveedores y socios, que en estos casos pueden ver cómo su confianza hacia la empresa se minimiza debido al proceso legal que está enfrentando.
Todo esto debe proceder bajo unas premisas que son indispensables en todo buen abogado: la confianza, la claridad y el compromiso. Los letrados son la única red de seguridad que tienen las empresas que necesitan sus servicios ante un escenario tan tenso y complejo como un concurso de acreedores. Por ello, el abogado debe mostrar su real compromiso e implicación en el caso.
Además, se valora especialmente que el abogado concursal sea claro con el cliente respecto a las expectativas: qué opciones hay, cómo se puede resolver el caso, etc. Conocer todo ello desde el principio puede resultar esencial a la hora de tomar decisiones sobre el futuro de la empresa.
Por último, el letrado debe ser un profesional de total confianza para el cliente. Sin estos ingredientes, un abogado concursal no estaría ofreciendo a las personas que los contratan un servicio de calidad y ajustado a las máximas exigencias.
Si (
No(
