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Tenemos lo que nos merecemos

Por Miguel Ángel Vicente
miércoles 05 de octubre de 2022, 08:12h

Y, precisamente, no es nada bueno, mientras asumamos, sin rechistar y a pies juntillas, los paradigmas de lo políticamente correcto, acogiendo los principios que proclaman las izquierdas, tanto la simple como la compuesta, induciéndonos a tragar carros y carretas, a comulgar (esto sí que es “vade retro” para aquéllas) con ruedas de molino y a hacernos creer que los burros vuelan, con los que asumen, más de lo debido, los melifluos de la derecha, o sea, de la gente de bien, sensata y con sentido común, defensora de los principios cristianos tradicionales, que llevaron en su día a crear imperios y a promover la implementación de los derechos humanos y la búsqueda y la persecución del interés general y, por ende, del bien común. Y ello, en base a ese calzonacismo que recorre y corroe el cuerpo de quienes se integran bajo los principios fundamentales antedichos, siempre dispuestos a aceptar las proclamas dimanantes de la acera de enfrente, arrumbando, en el baúl de los recuerdos los principios propios para no molestar a esos contrarios que, a la postre, los denigran y los aborrecen.

Y un caso paradigmático, que pone en candelero lo predicho, respecto de las migrañas que se alinean en la vista de los concernidos, con más tragaderas de las deseables y convenientes, nos lo han demostrado las recientes elecciones el pasado 25 del mes pasado, mismo año, en Italia, las cuales han deparado un duro golpe al mentón del comunismo y del propio socialismo, con la victoria rotunda de una mujer, para mayor inri (de la que deben tomar nota nuestras feministas-lagarto y de pacotilla, especialmente la directora de esa desafinada orquesta, la Ministra de Igualdad, Irene Montero, que debe estar que trina ante el triunfo de una mujer con todas las agallas necesarias para doblegar los torcidos y corruptos principios en que se basa aquélla para mantener su estatus de poder y poder, valga la redundancia, explotar en beneficio propio y adyacente las prebendas que le depara el poder a través de la Caja Pública de Caudales, recordemos, simplemente la enorme cantidad de chiringuitos que orbitan a su alrededor y el pasado viaje, en compañía de su plana mayor, a la Nueva York de los United States of America, sin una justificación clara, sino simplemente por probar ese placer que, seguramente les transmite el Pseudo-Doctor-Sánchez, perito en ello, les depara el uso del Falcon, a costa del contribuyente). En fin, Giorgia Meloni se llama la criatura, que ha puesto de mala leche a esas izquierdas, incluidas las socialistas, que con su discurso claro y contundente ha arrasado en las urnas, dejando a los contrarios al borde de la desaparición y dando gracias a Dios por muy ateos y contrarios a la religión católica que sean, porque, quizás, aún podría haber sido peor, a lo que se une para mayor mortificación de los afectados, que lo haya sido por una mujer de armas tomar y con dos melones por seña y santo, tal y como ellas misma puso de manifiesto en un video subido en las redes y con un “Los he dicho todo", para escarnio y escándalo de sus oponentes, porque, entre otras cosas, es una mujer que no se muerde la lengua, y reitero, que por mucho que toda esa ralea de advenedizos se autotitulen y presuman de feministas de pro, en realidad, les jode cosa mala, que haya sido una mujer la que les haya mojado la oreja y les haya arrumbado a la estacada, dejando a toda esa turbamulta para el arrastre y a la altura de la suela de los zapatos que la interfecta gasta.

Y, claro, como no podía ser de otra manera, los medios de comunicación, que en general se alinean con los poderes fáctcos, han sentido como golpe en el mentón dicho triunfo, y los ha dejado groggis y besando la lona del cuadrilátero contando el árbitro los diez segundos para pronunciar el KO, considerando la victoria de la líder de Fratelli D´Italia, como el principio de un tsunami o el tsunami mismo, que puede arrasar y sepultar a tanto manirroto, a tanto aprovechado, a tanto chupatintas que medran a la sombra del esperpento de una UE, que se tambalea con un leve soplo de viento y que huye de las realidades, escondiendo la cabeza bajo el ala, como los avestruces, y blandiendo discursos hueros, vacíos y baldíos, bajo bonitas frases y oraciones, con el solo fin de contentar al personal, que ya, harto y hastiado, de tanto melifluonismo y calzonacismo, hace oídos sordos a toda esa traca de fuegos de artificio sin contenido ni molla, mientras sus dirigentes, sobremanera, la actual Presidenta de la Comisión Europea, Van der Layden, cierran los ojos y miran para otra parte, dedicándose a moverse por la pasarela, a la manera como lo hace el Presidente del Retroprogresista Criminal Gobierno de España, creyendo ser los árbitros de la elegancia y los más guapos del mundo mundial, sin darse cuenta de que como todo ser humano, habría que verlos sentados en la taza del inodoro, haciendo fuerza y peyéndose para expulsar del intestino grueso ese torrente proveniente de las ostras, las cigalas, las langostas, los langostinos y otros crustáceos que con alegría, y más cuando saben que la fiesta la pagan otros, sin olvidar los caldos de todo tipo que acompañan tal deglución, se echan al cuerpo tirando, como siempre, con pólvora del Rey. Recordemos a estos efectos los 230.800 euros sólo en alojamiento, que en el verano de 2.021 se fundió nuestro esforzado y guapo Presidente, el Pseudo-Doctor-Sánchez, en un viaje de tres días (21, 22 y 23 de julio) a Estados Unidos, con ningún provecho práctico para España y los Españoles, con un séquito de 31 paniaguados, excluyendo a la tripulación y al personal de seguridad; esa es la manera de cómo se aprieta el cinturón quien nos demanda restricciones y esfuerzos en energía eléctrica y gasística, amén de ser frugales en la alimentación (no comer, helarnos en invierno y freírnos en verano, mientras nuestros prebostes, además, anuncian subirse el sueldo un 3´5% más, cuando tal como está el país y la ciudadanía, deberían dar un paso atrás y bajarse las remuneraciones, que ya han tenido tiempo de inflar sus cuentas corrientes y se han preparado una buena jubilación).

Así, ante la decadencia que se barrunta de Occidente (que no se escaquee, Joe Biden), una vez más, quienes quieren hacer frente al desasosiego, al relativismo y al abandono de los principios cristianos, han empezado a mover ficha, ante la desesperación de una ciudadanía abandonada a su suerte y poco menos que incursa en la esclavitud que los dicterios fiscales de los prebostes les imponen para mantener el “bon vivere” de una cohorte de corruptos, a los que el ciudadano les importa una higa, como vulgarmente suele expresarse. Y ese descontento y hartazgo del ciudadano de a pie, ya se ha puesto de manifiesto con el alza de lo que llaman “ultraderecha” en Suecia (país tradicionalmente socialista, cuya cambio por algo será, cuando se ha convertido en la segunda fuerza política del país), Polonia, Turquía, la República Checa y, ahora, la Bella Italia, sin olvidar al partido de Le Pen en Francia.

Por ello, es inentendible los ataques de esos medios de comunicación a lo que ha salido de las urnas italianas, que, con una coalición derechista gobernará, y que ha conseguido mayorías absolutas tanto en el Congreso como en el Senado, y todo ello en un proceso electoral impecablemente democrático (que parece que debiera estar vedado el acceso al poder a todo aquel partido que no comulgue con las ideas y planteamientos de las izquierdas), por parte de los papanatas de siempre, tal como el Diario “El País”, que titula su editorial del pasado 27 de septiembre “La Amenaza Italiana” o el propio Diario “El Mundo”, que también en su editorial del mismo día, se desliza con “Su elección al frente de una plataforma ultraconservadora y eurófoba que contraviene los valores del humanismo liberal lanza un claro aviso a Bruselas”. Pues a ver si es verdad y Bruselas de una puñetera vez despierta del sueño de Morfeo y se tienta los machos y da el paso que se le espera en beneficio de la humanidad.

De lo contrario sigamos con el comunismo (que en sus espaldas llevan el mayor genocidio cometido en la historia, con más de cien millones, pocos me parecen, de personas) contemplando extasiados el nuevo genocidio (que esto les viene de nacimiento como se ha visto) que la Rusia de Vladimir Putin está llevando a cabo, en pleno siglo XXI, en Ucrania, ante la mirada complaciente cuando no connivente, de Europa y Occidente, y que a poco que se descuiden los chupóteros de ese engendro llamado Unión Europea, pronto veremos los tanques a la puerta de Alemania, e, incluso, de España.

Lo dicho, tenemos lo que nos merecemos.

MIGUEL-ÁNGEL VICENTE MARTÍNEZ

5 de Octubre de 2.022

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