No paran de trabajar a diario y por eso es común que existan problemas que acaben requiriendo repuestos lavadora, pues con el paso de los años y de los lavados se van estropeando, generando averías que son muy conocidas.
La lavadora no coge agua
Las electroválvulas lavadora son las que se encargan de abrir el flujo de agua para que esta máquina comience a funcionar.
Ya estamos acostumbrados a oír el ruido del agua entrando nada más poner el programa, de forma que nos llama la atención que esto no ocurra cuando la encendemos y el problema suele estar en la electroválvula.
Si esta se rompe no se abrirá y la lavadora no podrá coger agua, lo que impide su funcionamiento, aunque lo cierto es que es una avería sencilla y podemos adquirir la pieza en cualquier tienda de repuestos de electrodomésticos.
El tambor gira muy mal y hace mucho ruido
No la vemos, pero hay una correa lavadora que es la que consigue que el tambor gire, la que transmite el movimiento hacia este una vez que la encendemos.
Se trata de un elemento de desgaste, por lo que con el transcurrir de los años se va deteriorando y cuando eso ocurre nos damos cuenta de que el tambor no gira con la fuerza que lo hace siempre, o que centrifuga y produce ruido.
En ocasiones, la correa se llega a partir, de manera que el tambor deja de girar, un fallo que no es complicado de arreglar y tampoco demasiado caro.
Se mueve al centrifugar
Una de las averías más curiosas se da cuando al centrifugar vemos que la máquina comienza a moverse sola, dando golpes contra el suelo e incluso pequeños saltos.
Esto se debe al desgaste de unos amortiguadores que lleva en la parte de abajo y que son los responsables de que no se dé esta situación en el centrifugado, que es en el momento en el que se alcanza la cantidad de revoluciones por minuto más alta.
Cuando los amortiguadores se deterioran dejan de funcionar y ya no pueden anular los movimientos que hace el tambor al girar a muchas revoluciones, lo que ocasiona esos saltos.
Pierde agua por la puerta
Otra avería que es clásica es la pérdida de agua por la puerta, la cual casi siempre es culpa de la goma, que no cierra de manera estanca.
Todas las gomas “se pasan” con el tiempo, volviéndose duras y cuarteándose, lo que significa que pierden su flexibilidad y dejan de hacer su función.
Este es el problema más sencillo de resolver, pues solo hay que poner una nueva y para ello no hay que tocar un tornillo ni desmontar nada.
A pesar de que cada vez llevan más electrónica, la parte mecánica de las lavadoras es muy sencilla, y apenas ha variado desde hace años. Esto significa que arreglarlas es muy fácil, más cuando todos los repuestos están disponibles incluso en tiendas online.
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