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Hay que modernizarse

Por Miguel Ángel Vicente
miércoles 15 de febrero de 2023, 01:39h

Este es el latiguillo, soflama, mensaje o filfa, que los pensadores del Partido Popular, que parecen estar encallados o varados, han propuesto insuflar en las filas de los militantes y simpatizantes del Partido, esos que conforman el rebaño de adeptos cretinizados o idiotizados, para contrarrestar el varapalo que el remodelado Tribunal Constitucional, ha dispensado al recurso que hace ahora casi trece años, pomposamente presentara el PP contra la criminal Ley del Aborto, de Bibiana Aido, que, principalmente, sustituyó la causa del aborto en ciertos supuestos, por una ley de plazos, vigente la cual prácticamente el aborto es libre, bajo el consentimiento (que ahora tan de boga está a causa de la Ley el “sí es sí”) de la presunta madre (que no llegaría a ostentar esta calificación si se decidiera llevar a cabo el asesinato del nasciturus que porta en su vientre), durante las primeras catorce semanas de embarazo, considerando el aborto como un derecho fundamental de la mujer, y sin que, durante ese largo período de tiempo, casi trece años, con Gobiernos del PP, incluido, sobremanera la mayoría absoluta alcanzada bajo la batuta del cagado y timorato Mariano Rajoy Brey, que, a mayor inri, incumplió una de sus promesas (prácticamente todas) más llamativas de su programa electoral, dejando que el recurso interpuesto contra tan malhadada ley durmiera el sueño de los justos (en este caso, el sueño de los injustos), dejándolo morir, con respiración asistida, prácticamente, en estado de coma, en un cajón del Tribunal Constitucional, mientras, año tras año, se desangraba la regeneración de la población del país, a razón de unos cien mil nasciturus al año, que jamás llegarían a ver la luz del día, pues por medio de tan criminal sistema o medio, se les extirpó la posibilidad de nacer y convertirse en personas plenas de hecho y de derecho.

Ahora, cuando han visto los Peperos rotas y truncadas sus expectativas, ante la sentencia preanunciada del Tribunal Constitucional, desechando el citado recurso y echando el mismo a las mismas miasmas a las que llegan los desechos de los nasciturus abortados, arrojados a la alcantarilla como material de desecho, hechos papilla, el ahora Presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, se da de bruces contra un muro, recogiendo la cosecha que él mismo propició, al darle al Pseudo-Doctor-Sánchez la llave del Tribunal Constitucional, consintiendo y propiciando la llegada al mismo de las hordas Sanchistas, a la cabeza de las cuales figura un horco de la peor calaña, o sea, su actual Presidente, para más señas, Cándido Conde-Pumpido, ex-Fiscal General del Estado bajo la regencia de otro impresentable Presidente del Gobierno de España, José-Luis Rodríguez Zapatero, alías “el Sr. Rodríguez”, y en un ataque de asepsia (a la manera como el Pseudo-Doctor-Sánchez, cambió, por sí y ante sí, el rumbo de la posición tradicional española respecto a la autodeterminación de la ex-colonia española, o sea, sobre el Sahara Occidental, entregando en bandeja de plata -como Herodes entregó la cabeza del Bautista a Salomé- la soberanía de dicha ex-colonia al Rey de Marruecos), olvidando que la posición del partido se fija en el Congreso Nacional del mismo, estando vigente el celebrado en 2.017, que, clara y tajantemente, asumió la propuesta de defender la vida a ultranza del no nacido, y aun en contra de algunos sectores del propio partido, especialmente gran parte de los 50 diputados que interpusieron en su día el recurso de inconstitucionalidad parece haberse caído del guindo, y mordiéndose la lengua (o, quizás no, que ya sabemos que los políticos están hechos de plástico fino, como decía aquella canción que en los años noventa tatareara Radio Futura, quizás porque como también dice la canción “tienen veneno en la piel”) y lo mismo les da decir ocho que ochenta y comulgar, sin solución de continuidad, con obleas del tamaño de ruedas de molino, con tal de seguir en el machito, cobrando un sueldazo y con la posibilidad de aprehender ese “dinero público”, que según sentenciara la otrora Vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calva Poyata, “no es de nadie”, o sea, típico ejemplo de “res nullius”, que al estar en tal estado podría y puede ser objeto de aprehensión por parte de cualquier avispado que lo avistara para hacerlo suyo y ponerlo a buen recaudo en alguna cuenta en un paraíso fiscal a su nombre o nombre de testaferros) ha proclamado, bien es cierto que con la boca pequeña, quizás para evitar el sonrojo y la subsiguiente lapidación, que “la ley de plazos”, ratificada por el Tribunal Constitucional, se trata de una ley “bien construida” y que en la España actual es una ley “correcta”, abundando en que es una ley “que afecta en primer lugar a la mujer y también a la pareja de esa mujer y que tiene aristas morales, éticas, religiosas y filosóficas” (¡qué altura de miras, Dios!), matizando que “una ley de plazos bien construida es una ley correcta en términos generales, constitucional, y por tanto es un planteamiento que merece mi respeto”. Mas, si tal fuere, ¿cómo es que su Partido, el PP, ha dejado que pendiera una resolución del Bajo Tribunal (antaño, era calificado de Alto) convalidándola y no tuvo, ni él, ni sus antecesores en el cargo, los cojones para haber retirado el recurso?. Ahora llega tarde al tren (ese que no cabe por los túneles de Cantabria, ante una chapuza, otra más, de este Retroprogresista Criminal Gobierno de España, que despilfarra el contenido de la Caja Pública de Caudales, como si fuera una caja metálica de galletas, vacía, en la que la abuela esconde sus ahorros). Desde luego, hubiera quedado mucho mejor, ante su convencimiento de la bondad de la Ley Aido, tras haber apostado, cuando era Presidente de la Xunta de Galicia, por volver a la ley de supuestos de 1.985, haber dado el paso para retirar el dicho recurso y haber desarmado al líder de los horcos, Cándido Conde-Pumpido, y a su cohorte, evitando la ignominia que supone el revolcón del recurso planteado por el PP en su día, y que para más escarnio y trágala de saliva, ahora los peperos tienen que acatar sí o sí.

Y es que, tras entregar las llaves del Constitucional al Pseudo-Doctor-Sánchez, en un auto de fe, ¿qué esperaban?. ¿Que su Presidente, Cándido Conde-Pumpido se convirtiera al catolicismo, a la manera como lo hizo San Pablo, cayendo del caballo, en su camino hacia Damasco, y aceptara el recurso del PP contra la Ley del aborto de Bibiana Aido?, en ese Quijotismo propio de los populares, de bajarse los pantalones, cuando hay que jugársela al todo o nada, comulgando, repito, con esas obleas que se expelen, como ruedas de molino, desde todas las instancias de la gobernanza del Estado, copadas prácticamente, al 100% por el Pseudo-Doctor y sus secuaces.

Mas, está pasando lo que tenía que pasar, cuando quienes están obligados a poner cerco a las tropelías e ilegalidades que parten del Sanchismo y sus esbirros, por buenismo y maricomplejismo, se avienen a acatar las lenguas de fuego que salen por la boca maloliente del monstruo de La Moncloa, y ahora se rasgan las vestiduras, quienes han hecho gala de un pasotismo atroz e inadmisible, ante las acciones criminales de quienes, por desgracia, ostentan el Poder en España, y, a mayor abundamiento, se postulan para sacarle las castañas del fuego al Pseudo-Doctor-Sánchez, ejerciendo de bombero-torero, sobre la base de una pretendida RAZON DE ESTADO, que aquél y sus Ministros se la pasan por el arco del triunfo, ítem más y con mayor gravedad, tendiendo la mano salvadora al sátrapa de La Moncloa, que éste desprecia, reiteradamente, de una manera chulesca e irreverente (obviando un refrán esencial en la lucha política, cual “al enemigo, ni agua”), tal como parece que va a pasar con la contrarreforma que el PSOE ha presentado como proposición de ley, por la vía de urgencia, para intentar atajar la sangría que de cara a las urnas le está proporcionando el fiasco de la Ley del “sí es sí”, contrarreforma que, por lo que se avista, no dejará de ser otro fiasco, que, al final, se lo endosarán a Alberto Núñez Feijóo, al que parecen habérsele agotado las pilas, y, quizás fuera conveniente, retirarlo al desguace y sustituirlo por alguien que represente un valor seguro y con unos cojones (aunque sea mujer) más grandes que los del caballo del Espartero, cual es la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y prueba de esta valía, es que, no sólo la oposición está que trina con ella y se sale de madre, sino también desde la cúpula del PP, desde el infausto, Pablo Casado, se la tienen jurada, por envidia draculina, y a la que la actual cúpula Pepera mira de soslayo, con el morro retorcido, por su desparpajo, su acierto y su buen hacer en la dirección del rumbo de la Comunidad Autónoma de Madrid.

Y es que, poner como pilar básico el consentimiento de la mujer, para condenar a un hombre por violación o abuso o agresión sexual, es como dejar la carga de la prueba negativa (la llamada “prueba diabólica”) al macho , por lo que hacer el acto sexual se va a convertir en un infierno para el varón, el cual para evitar perjuicios sobre sí, debería llevar a la mujer a una Notaría, a fin de que ésta exprese su consentimiento libre e informado, aunque, ni aún con esas, ya que la susodicha, podría en el juicio alegar que acudió bajo amenaza, coacción o intimidación.

En definitiva, el sieso Alberto Núñez Feijóo, por sí y ante sí, a la manera de los buenos tiranos, renuncia a uno de los principios ideológicos, éticos y morales más trascendentales del Partido Popular, siguiendo la diatriba que pusiera de manifiesto Groucho Marx, “Estos son mis principios, pero si no le gustan, tengo otros”, y ya puesto a modernizarse bien pudiera ponerse un piercing en la lengua y otro en “la punta la polla”, así sí que quedaría y pasaría por “modelno”, y cumpliría las exigencias para ocupar el vigésimo tercer ministerio del Gobierno actual de España.

Al paso que vamos, está claro que, pronto la Tierra Media, será ocupada por Sauron y sus horcos, y sobre la misma camparán las tinieblas más tenebrosas, lúgubres, sombrías y abruptas, sepultando para siempre la luz del sol, y expandiendo la oscuridad y la noche permanentes por todo el orbe, y sembrando de muerte, destrucción, miseria y pobreza todo lo que encuentren a su paso.

La hora está llegando. Sólo falta la Ley del Punto Final, que acabó masacrando a seis millones de judíos.

¿Esperaremos sentados y con los brazos cruzados?.

ALBACETE, a 15 de febrero del 2.023

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