La viceconsejera de Cultura y Deportes ha celebrado este dato y ha animado a seguir descubriendo un enclave arqueológico único, que también es el más visitado de la zona suroeste de la comunidad autónoma.
Carmen Teresa Olmedo ha destacado que, a través de los fondos de Recuperación, Transformación y Resiliencia, se han destinado 217.000 euros para acometer en el parque acciones como consolidar diferentes estructuras y recuperar algunos elementos arquitectónicos significativos.
Más de 9.000 personas han pasado por las instalaciones de ‘El Tolmo de Minateda’ desde que se restableciese la normalidad una vez finalizada la pandemia, convirtiéndolo en el tercer parque arqueológico más concurrido de la geografía autonómica (después de Noheda y Carranque) y en el primero de la zona suroeste de la región.
Hasta allí se desplazó, esta semana, la viceconsejera de Cultura y Deportes, Carmen Teresa Olmedo, donde puedo comprobar todas las actuaciones que se están acometiendo a través los fondos de Recuperación, Transformación y Resiliencia asignados a Castilla-La Mancha.
Según explicó Olmedo, “gracias a una inversión de más de 217.000 euros, se están consolidando diferentes estructuras del yacimiento y recuperando algunos elementos arquitectónicos significativos como la basílica y las estructuras anexas”.
Los objetivos en detalle de esta actuación, “son los de estabilizar las estructuras anexas de la Basílica, con hiladas de sacrificio en muros que han perdido el material de coronación; rehabilitar la cubierta de la zona del baptisterio; y conservar los restos monumentales del periodo visigodo excavados en la zona de ‘El Regueron’”.
‘El Tolmo de Minateda’
El yacimiento de ‘El Tolmo de Minateda’ comprende tres cerros amesetados y sus correspondientes laderas y zonas bajas adyacentes, de distinta altura y dimensiones, siendo el mayor de ellos el denominado Tolmo o Tormo. Toda la zona arqueológica pertenece al partido judicial de Hellín, pedanía de Minateda.
El enclave fue propicio para el asentamiento humano ya desde tiempos del Neolítico, con la aparición de una ciudad, cuyos restos más antiguos corresponden a la Edad del Bronce.
Las partes más significativas del yacimiento son: la puerta-rampa de acceso, llamada ‘Reguerón’; las murallas defensivas que cierran la entrada del yacimiento; la Necrópolis íbero-romana y visigoda, el conjunto arquitectónico de carácter religioso formado por la Basílica y un Palatium frontero, situado en la parte alta; y la ciudad, con su entramado urbano, localizado en lo alto del cerro.