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Pedir la luna (I)

Por Miguel Ángel Vicente
miércoles 27 de septiembre de 2023, 05:52h

Hace aproximadamente dos décadas que el abajo firmante publicó un artículo en el momificado Diario “El Pueblo de Albacete”, bajo la rúbrica “SEÑAS DE IDENTIDAD”, en el que exponía, con claridad y contundencia, que las señas de identidad de un país, que lo constituye como ente o ser único y diferente de los demás, eran y son EL IDIOMA, LA MONEDA Y LA BANDERA, y concluía con una amenazante hecatombe, advirtiendo que el país que renuncia a esas señas de identidad o a alguna de ellas, porque no podrían ser todas a la vez, siendo más grave cuantas más señas se arrumben en el cajón del olvido, ESTABA CONDENADO A DESAPARECER, en una palabra, que firmaba su sentencia de muerte, pues hacía renuncia a los principios fundamentales, sobre los que se asientan, el principal, columna vertebral del país, cual es la SOBERANIA, que es a la postre sobre la que se articula la independencia de un país o estado, no sometido a dicterios exteriores que supongan una merma o una distorsión del futuro y el destino de aquéllos, diseñado, comprometido y ejecutado por la voluntad de todos los ciudadanos que integran la masa social de los mismos.

Un claro ejemplo de cómo un país, con tradición milenaria o centenaria, pues el tiempo no cuenta como base para obviar lo obvio, cual es mantener la propia soberanía y asumir la responsabilidad del destino, común y conjunto, de esa masa social, a través de la voluntad de la misma manifestada, libremente, en las urnas. Ese ejemplo lo tenemos, muy claramente, en Gran Bretaña, que en 2.019, decidió abandonar la nave de una malparida Europa, negándose a mantener secuestrada su soberanía nacional por una Comisión Europea, dedicada a su propio y personal beneficio, decidiendo por sí y ante sí, el futuro de los británicos, cortando el cordón umbilical que la unía a esta tropa de granujas, por medio de Boris Johnson, y dejando con un palmo de narices a las teutonas, Angela Merkel, antaño, y hogaño, a la Úrsula Von der Leyen, sin que se pueda saber aún a ciencia cierta quién o cual de las dos ha ocasionado y ocasiona un mayor mal para los pobres “europeos”, ajenos a los grandes tejemanejes de tales arpías (baste mencionar la subasta llevada a cabo con las vacunas contra el coronavirus: sin palabras). Un sobresaliente cum laude para Gran Bretaña que ha sabido, a tiempo, zafarse de las cadenas que las cabezas descerebradas de la Comisión Europea imponían e imponen “manu militari” sobre los socios europeos, rescatando su soberanía y su capacidad de decisión libremente adoptada para marcar el futuro y el destino de su país, para bien o para mal, pero siempre bajo la batuta de un decisionismo libre y voluntario, ajeno a injerencias, muchas veces inicuas y bastardas, dimanantes de la Comisión Europea, bajo el paradigma de unos utópicos ESTADOS EUROPEOS contrapuestos a los ESTADOS UNIDOS DE AMERICA, por la sencilla razón de que éstos nacieron, o sea, se constituyeron de abajo a arriba, sin tener en cuenta que en aquéllos la amalgama de países que lo integran, son de diversa naturaleza y con una historia distinta y distante cada uno de ellos, lo que no es sino mezclar en una misma cesta tirios y troyanos, alacranes y centollos.

Pues bien, en este país, aún hoy, a duras penas, llamado España, esos signos de identidad, identificativos de un país único y singular, con sus aciertos y sus errores, yerros y fracasos, han sido arrumbados, de una manera cruel y patética, dejando a este cinco veces centenario país al pie de los caballos y a expensas de lo que una Comisión Europea, corrupta e incompetente, decida. Así, el primer signo o seña de identidad, la MONEDA, desapareció en el año 2.002, sustituyéndose la “peseta” por el “euro”, en un cambio que supuso la subida del coste de la vida lo que no está en los escritos, pero asumido por la inepcia de la masa cretinizada, que consideró un gran avance no acudir al cambio de divisa para “viajar”, llevando consigo la desaparición de las fronteras entre los Estados miembros, cuyas consecuencias aún las estamos padeciendo y seguirán ahondado en el descrédito y el desorden dentro de la piel de toro. Un mal paso, al que se une, desde hace un tiempo, el abandono de la BANDERA, como enseña nacional, ultrajada y quemada por las hordas de las izquierdas, la simple y la compuesta, añorantes de la bandera que se esgrimió bajo la segunda República, cuyos desafueros originaron el Alzamiento Nacional, bajo la dirección del llamado Generalísimo de los Ejércitos, Don Francisco Franco Bahamonde, / siendo un ejemplo muy significativo del ocaso de la enseña nacional, el hecho de que en una de las visitas de nuestro malhadado Presidente el Retroprogresista Criminal Gobierno de España, el Pseudo-Doctor-Sánchez, junto con el Ministro de Exteriores, José- Manuel Albares, alias “Jaimito”, para rendir pleitesía al Monarca de Marruecos, Mohamed VI, fue colocada, ex profeso, boca abajo, en la sala de recepciones, y para mayor humillación, sentando a nuestro Presidente y a Jaimito, en un sofá tan bajo, que se daban con las rodillas en la barbilla, mientras glorioso y prepotente, el citado anfitrión, aparecía alzándose sobre un trono, denotando sumisión y mansedumbre de nuestros eximios representantes, y sin que la delegación española, ni uno ni otro, fueran capaces de poner una sola objeción (al menos, el perdón por la colocación del estandarte español de una manera humillante, ofensiva, deshonrosa y despreciativa).

Y, por si fuera poco, tanto viaje a la fuente para llenar el cántaro de agua, últimamente se ha dado la puntilla, con el golpe de muerte al IDIOMA, el castellano o español, tanto da, da tanto, Isabel como Fernando, que ya llevaba años herido de muerte por la permisión de la persecución del mismo en Cataluña, las Vascongadas y últimamente bajo el mandato de la maquiavélica, Francina Armengol, en las Islas Baleares, y ahora con el intento de ponerlo en segundo plano, no sólo en el Congreso de los Diputados (convertido en una auténtica Torre de Babel), sino en el Europarlamento, en beneficio del Catalán (hoy idioma supremo por voluntad del prófugo Puigdemont), Euskera y Gallego, y los que vendrán después, por el efecto contagio, aunque, de momento, en sede europea, le han parado los pies a “Jaimito”, cuya propuesta habrá sido el hazmerreír entre los Jerifaltes Europeos, que alguna vez, actúan con sensatez y sentido común.

MIGUEL-ANGEL VICENTE MARTINEZ

27 de Septiembre de 2.023

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