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Por Dios y por España

Por Miguel Ángel Vicente
miércoles 01 de noviembre de 2023, 06:57h

Y al tercer día resucitó, según sentencia el Evangelio de San Mateo, para algarabía y regocijo de cuantos socialistas, que internamente maldecían la amnistía, y externamente aplauden a manos tendidas, destrozándose las yemas de los dedos, al nuevo Mesías, viendo cómo sus canonjías, prebendas, bicocas, regalías, chollos, momios y bagatelas, pueden ser refrendadas. Integrándose de nuevo en el pastueño rebaño de acólitos, corifeos, adláteres, paniaguados y mamandurrieros, de nómina suculenta, más lo que se pueda aprovechar y pase por su lado, y todo ello sin pegar un palo al agua, lo que ven cada vez más cerca y posible, pues su señor e ídolo se acerca, aun con paso vacilante, a su investidura, recuperando, de pleno derecho, la Presidencia de su Retroprogresista Criminal Gobierno de España.

Un nuevo Generalísimo, se levanta a la puerta de los Leones del Congreso de los Diputados, dirigido a darle pábulo a la amnistía “En nombre de España”, reconociendo acto seguido, sin solución de continuidad, que “Es la única vía de que haya Gobierno”, deslizando, además, que “La amnistía no es el fin del camino”, de lo que se deduce la fraudulenta alusión a que admite la “amnistía”, por el bien de España, arrogándose, por arte de birlibirloque, la representación de toda la ciudadanía española, con el contrasentido de que más de la mitad de los Españoles aborrecen la misma, pero qué se puede oponer a quien, por sí y ante sí, se ha investido de todos los poderes de la Nación, unificados en su sola y perversa persona, creyéndose el “Rey Sol”, a quien se atribuye aquella frese según la cual “El Estado soy yo”, y a quienes no comulguen con esta rueda de molino, que los zurzan y, si fuera posible, echarlos vivos a las llamas del infierno, del cual el propio Pseudo-Doctor, se ha investido como el “Lucifer Mayor del Reino”. O sea, lo nunca visto, reunión en su persona del bien (considerándose Dios) y del mal (considerándose Lucifer), dejando en mantillas al otrora Generalísimo de los Ejércitos, Don Francisco Franco Bahamonde, al que el Pseudo-Doctor desalojó de su tumba.

La historia pondrá de manifiesto la conversión al igual que le sucedió a Paulo de Tarso, camino de Damasco, de nuestro bicéfalo Dios-Lucifer, pues antes de las elecciones del 23 de Julio, mantuvo sin ambages, que la amnistía era inconstitucional y poco menos que pecado mortal, sin posible redención, ni con acto de contrición, pero el resultado de esas elecciones le han abierto los ojos y el camino para poder seguir cagando, meando y copulando en La Moncloa, lo que en absoluto estaba a su alcance fuera del apoyo de la izquierda, incluidos golpistas, malversadores de fondos públicos y filoetarras, aunque, de una manera falaz e indigna, propague a los cuatros vientos que él, solo él, es el ganador de las citadas elecciones.

Y ante estas evidencias, claras y contundentes, que no suponen sino la preparación para perpetrar un “Golpe de Estado” (todo hay que decirlo, con la connivencia borreguil y pastueña de nuestro Monarca, Felipe VI, que será corresponsable de la desintegración de España, como país y Nación, y único, a día de hoy, que podría parar ese Golpe de Estado, al modo como paró su padre Don Juan-Carlos I, el 23F, y al que vergonzosamente, ha dejado fuera de los actos de la jura de la Constitución Española, junto a su esposa, la Reina Emérita, Doña Sofía, por la nieta de ambos y, por el camino que vamos, improbable futura Reina de España, seguramente debido a las malas artes y ardides de la esposa de aquél, la bellísima y maléfica Doña Letizia), del que derivarán consecuencias inimaginables ahora, pero que llevarán su camino hacia la instalación de un Régimen Dictatorial (que no aplaudan tanto los conmilitones socialistas, que cuando se le tuerzan las cosas al nuevo Dios, a éste no le temblará la mano, para condenarlos al fuego eterno, y ¡adiós, mamandurria!, por lo que se tendrán que estar tentando los machos de por vida y, quizás, aun después de ésta).

Y como ya ha reconocido el nuevo Dios, Sempiterno, “La amnistía no es el fin del camino”, sino que se espera un camino plagado de curvas, hasta finiquitar la autoderterminación de Cataluña, del País Vasco y de Navarra, ésta anexionada al último, lo que no supondrá sino la independencia de dichas Comunidades Autónomas, convertidas en países o Naciones, distintas y distantes de la Madre Patria, hasta el día de hoy, Una, Grande y Libre, que se resquebrajará como una magdalena, quedando hundida, junto con los españoles de retén, en las aguas turbulentas de la miseria, la pobreza y la indigencia.

Y según dicen, en este podrido Comité Federal del PSOE, una voz discrepante que clama en el desierto, cual un Juan “El Bautista” cualquiera, allí se encontraba nuestro inefable Presidente de la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, nadando y guardando la ropa, repicando y en misa, poniendo una vela a Dios y otra al Diablo, que para eso es un ubícuo personaje de cuento, quien abrió el pico de oro que tiene, y exclamó aquello de que “no es sólo que la amnistía quepa en la Constitución” (quizás dándola por constitucional), “sino el choque con nuestro proyecto político”, o sea, dando una de cal y otra de arena, añadiendo, con total desvergüenza, que “Me voy a gusto por haberme podido explicar con tranquilidad”, pensando que quizás su ambigüedad lo hubiera condenado al fuego eterno, aunque quizás lo salvó de tal, su última apreciación: “Una cosa es acatar (la opinión mayoritaria) y otra cosa es comulgar”, o séase, que acata que la amnistía campe por sus respetos, porque lo acepta la mayoría, pero dice no comulgar, en una alusión más a lo eclesiástico, o sea, blanco sobre negro, que aunque no aplaudió él y sus colegas de Comunidad (hecho del que habrá tomado buena nota el Pseudo-Doctor), deja claro, implícitamente, que votará en la investidura a favor de su Señor, en un ejercicio de mansedumbre ovejuna y borreguil, pensando que con estos pellizcos de monja que le da a su PSOE, salvará su alma del fuego eterno.

Y nada más lejos de la realidad. Es indicativo de cobardía, de canguelo, de temor y de falacia, que deja al interfecto poco menos que como un camaleón, cambiante de color, según las circunstancias obliguen. Así sea, Amén. Y que el propio y verdadero Dios nos pille confesados.

¡Por Dios y por España, urge cortarle la alas a este buitre carroñero (y que me perdonen los buitres) que va a instaurar una “dictadura democrática”!.

MIGUEL-ANGEL VICENTE MARTINEZ

1 de noviembre de 2.023

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