La papeleta que debía solventar el Albacete Balompié este pasado domingo no era para nada sencilla. El combinado castellanomanchego regresaba al Estadio Carlos Belmonte inmerso en un mar de dudas y con la presión de sumar para, por un lado, dar continuidad a lo visto en Zaragoza y, por el otro, demostrar un cambio de tendencia que contentara a una afición que aún seguía teniendo muy reciente esos 13 tantos encajados en las primeras cuatro jornadas de competición.
Sin duda, el rival, un histórico como el Real Valladolid, inmerso en la zona noble de la tabla, sin conocer aún la derrota y demostrando una enorme solidez defensiva, no se antojaba el más propicio para lograr el objetivo. Aun así, Alberto González y sus muchachos demostraron que hay mimbres para no perder la fe en esta plantilla y cuerpo técnico.
Con Lizoain nuevamente bajo palos, Vallejo y Pepe Sánchez en el eje de la zaga y Agus Medina cerca del área, el Alba fue otro equipo. Por segundo encuentro consecutivo, los blancos no encajaron. Además, esta vez sí se llevó peligro real al área contraria y los goles del propio Medina, llegada la hora de juego, y de Lazo, al filo del pitido final (90’), devolvieron la pegada a un grupo que necesitaba como el comer la primera victoria del curso.
2-0, el feudo albacetista feliz y 4 de los últimos 6 puntos en juego directos al casillero. No se le pudo pedir más a la tarde.
Pero si algo malo tiene este deporte es que no te deja recrearte mucho en el éxito, porque enseguida te pone ante sí la próxima prueba de fuego. En el caso del Albacete Balompié, será este domingo 28 de septiembre, a partir de las 18:30 horas, ante un Real Sporting de Gijón que llegará a la cita con tres tropiezos consecutivos y dispuesto a no dejar que los tres puntos vuelen de El Molinón. Este será el primero de los dos partidos que ahora los manchegos tendrán que afrontar lejos de casa, dado que a continuación llegará el turno de la Cultural Leonesa (6 de octubre, 20:30 horas). Dos nuevos test en los que Alberto González y compañía deberán ‘rematar la faena’ y no caer en errores pasados.