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Las dificultades del pacto de estado por la educación en España. Libertad versus igualdad

Por Onofre R. Contreras
lunes 12 de mayo de 2014, 12:04h
Onofre R. Contreras
Onofre R. Contreras

Como hemos tenido ocasión de proclamar algunas veces la educación en España no goza de buena salud. En cada evaluación que se realiza a los alumnos españoles  relacionada con los aprendizajes de Matemáticas, Ciencias, Comprensión lectora, o últimamente, resolución de problemas complejos, nuestros resultados son bajos y, en todo caso, por debajo de la media de la OCDE. Este asunto causa más asombro, si cabe, toda vez que la inversión española en educación resulta puntera en este grupo de países.

Ante esta situación son muchas voces las que claman por la realización de un gran pacto de Estado que tenga como finalidad el establecimiento de una política educativa consensuada por todas las fuerzas políticas o, al menos, las más representativas en el espectro español. Sin embargo, cualquier observador avezado podría preguntarse por las dificultades para establecer el citado acuerdo, ya que parece excesivamente simplista achacar su inexistencia a la mala voluntad de los partidos políticos mayoritarios. En definitiva, la pregunta que muchos pueden hacerse está relacionada con las causas que impiden ese gran pacto, más allá de las diferencias puntuales en temas como la enseñanza de la religión, o la inmersión lingüística que son temas de gran calado ideológico.

En efecto, habría que preguntarse si el resto de cuestiones que diferencian las opciones políticas tienen naturaleza técnica, o por el contrario se mueven también en el resbaladizo asunto de la ideología. Si, ciertamente, las diferencias fueran de carácter técnico no sería muy difícil alcanzar puntos de acuerdo satisfactorios para ambas perspectivas en relación a la organización del sistema educativo, determinación de competencias, contenidos, metodología, etc. sin embargo, las diferentes perspectivas enfrentadas tienen más de ideológico que técnico, de ahí la imposibilidad, o al menos, la gran dificultad del acuerdo.

La naturaleza de la diferencia puede ser constatada a través del análisis de algunos hechos puntuales. Si pensamos en un asunto tan cercano a las familias como es la  elección del centro escolar para sus hijos nos encontraremos que constituye un motivo de desencuentro entre las opciones partidarias. Así, mientras las opciones liberales prefieren la defensa de la libre elección de aquel, las opciones socialdemócratas señalan el cumplimiento de determinados requisitos para acceder a un determinado Centro.

En el caso liberal prima la libertad de las familias para elegir el modelo educativo de sus hijos mientras que desde la perspectiva socialdemócrata se inspira en el principio de igualdad de los alumnos para ser educados en un centro concreto. Ambos principios inspiradores son constitucionales, libertad e igualdad, sin embargo, la opción por uno u otro presenta diferentes consecuencias. Ciertamente, parece que son las propias familias las que deben disponer del derecho inalienable a determinar las características y valores que deben impregnar la educación de sus hijos, pero no es menos cierto, como argumentan los otros, que la libre elección de centro agruparía a los alumnos en torno a los mejores colegios, circunstancia que sería aprovechada para que estos seleccionaran a los mejores alumnos, de tal manera que a medio plazo habría una gran división entre centros buenos y malos constituyendo estos últimos una especie de refugio de los alumnos menos dotados personal o socialmente con los consiguientes riesgos de fracaso escolar.

Así, podemos concluir que la diferencia es ideológica en el sentido de que unas opciones políticas hacen primar la libertad y otras la igualdad, ambos principios absolutamente legítimos y constitucionales que gozan de sus propios argumentos en la definición del sistema educativo. Por tanto, no se trata de una opción puramente técnica fácilmente sorteable sino de un posicionamiento con el que coinciden en uno u otro sentido gran cantidad de ciudadanos. Es por ello que la paz educativa ha de ser pensada por otros caminos distintos al fácil recurso del Pacto de Estado. Seguramente tendremos ocasión de reflexionar sobre esas otras vías más adelante.

Onofre R. Contreras Jordán

Catedrático de la Facultad de Educación de la UCLM

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