Cuando Cervantes escribió Don Quijote, ignoraba que siglos después, la ruta que siguió el Hidalgo caballero en su novela fuera tratada como material de excursión por miles de lectores que tratan de ver en los parajes que describió el escritor, la esencia misma de las aventuras del español más universal del mundo aunque sea un personaje ficticio.
La ciudad de Albacete, en el corazón de la Mancha, en Castilla, es uno de estos lugares que ha ido creciendo al ritmo que marcan los tiempos y donde hoy podemos encontrar Palacios de Ferias y Congresos donde se realizan exposiciones y certámenes industriales junto a un hotel de referencia, el Hotel Sidorme Albacete.
Este hotel se encuentra a tres pasos del Museo Provincial de la ciudad y de su estadio de fútbol, Carlos Belmonte, y de ahí se puede llegar cómodamente a la Catedral a partir de la cual se alberga el barrio antiguo y por otro lado del recinto Ferial donde tienen lugar estos certámenes que dan modernidad y prosperidad a la ciudad.
Un buen hotel es aquel en el que se pueden encontrar habitaciones con todo tipo de servicios y permiten al viajero llevar su vida cerca del lugar donde se cuece el caldo del cultivo del pueblo y ciudad. Nada menos que noventa y seis habitaciones modernamente equipadas dan cabida a miles de personas a lo largo del año que visitan esta ciudad por distintos motivos, aunque básicamente son razones de ocio los que llevan a los huéspedes en verano, mientras que en los meses más fríos, una gran actividad empresarial es la que llena las habitaciones de este lugar tan singular.
Sentirse como en casa y a la vez poder disfrutar de su privacidad son dos razones que esgrimen los huéspedes de este hotel al tener que describir porque lo han elegido entre la oferta hotelera de la ciudad. Y es que en este hotel se pueden hospedar familias con niños y también tiene salones para que los ejecutivos puedan celebrar reuniones.
Principales atracciones y lugares de encuentro en Albacete
Fué el escritor Azorín quien llamó a Albacete el Nueva York de la Mancha. Con esta aseveración no exenta de ironía, el escritor trataba de dar a conocer la profusa actividad de una provincia que en su mayor parte vivía de la agricultura y de la ganadería y que tenía, en su ciudad un centro de operaciones que emulaba las grandes ciudades cosmopolitas sin perder en ello un aire de cercanía y gran hospitalidad que caracteriza a las gentes del lugar, siempre tan acogedoras.
El macro mercado conocido como Los invasores es un lugar de encuentro y de reunión de las personas de la ciudad con los de la provincia que llevan sus productos para la venta; a su vez este lugar es muy visitado por los turistas que tratan de apresar los momentos en los que pueden creer ver a descendientes del sagaz sancho Panza en acción.
Las zonas de actividad nocturna de la ciudad, como El Campus, Los Titis o La Zona, son lugares para tomar unos buenos vinos pero también de discotecas en las que bailar al ritmo de la música actual, bien poblados durante todas las épocas del año.
Los habitantes de los más de ciento cincuenta municipios que engloba la ciudad de Albacete más los viajeros de paso, se encuentran en las noches donde todos los gatos son pardos como cantaba el rumbero catalán gato Pérez para vestir de gala una ciudad que al desplomarse tiene las habitaciones del Hotel Sidorme repletas de personas que han de dejar parte de sí mismos en esta localidad tan sugestiva cercana a Madrid, y que cuenta con la Base Aérea de los Llanos a la que viajan gentes de todas las nacionalidades.
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