La alcaldesa de la ciudad, Carmen Bayod, acompañó a Roberto Arcos, empresario albaceteño encargado este año de dirigirse a los albaceteños.
El pregonero, después de agradecer a la alcaldesa y a la corporación municipal haberlo elegido para ser pregonero, señaló sentirse "orgulloso y comprometido con mi querida ciudad" dijo que lo hacía en su nombre y en el de su empresa y su familia. Dijo que la feria es un "hilo conductor que ha servido de unión de todas mis épocas vitales"
Recordó su infancia unida a la feria y señaló que nació en 1951 en el callejón de las Portadas, muy cerca de la Feria. Allí vivió durante 20 años "encima de la cuchillería de mi familia". "En aquella épocas las cuchillerías estaban diseminadas por la ciudad y el vecindario era tan cariñoso y comprometido que convivía con los talleres de cuchillería, sin importarles el ruido que nos despertaba a todos a las siete de la mañana, los humos de la fragua, los olores de cuerno quemado y pastas de pulir. Entonces se perdonaba mucho...".
Habló de la feria y los toros y sobre todo y habló de cuchillería y de la feria. "Cuando se aproxima siempre notamos un cosquilleó especial. Nos cambia el semblante, se nos pone cara de feria y empezamos a aparcar asuntos hasta cuando termine. No es dejadez, no somos perezosos, somos inteligentes que valoramos lo bueno e importante de la vida". Cuando vamos a la Feria tenemos grabados a fuego determinadas costumbres y ritos. Lo primero, es la visita a nuestra patrona la Virgen de los Llanos y en cuyo honor se celebra esta feria".
Habló de la historia de la feria y del museo de cuchillería. Terminó recordando a los que trabajan estos días para que otros disfruten y acabó recordando a Azorín para decir "Albacetenses queridos, atesoráis la más meritoria de las humildades, la de creer que no se es nada, cuando se es todo".
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