No hace tanto tiempo que los españoles fuimos llamados a las urnas para elegir los políticos que formarían el Congreso de los Diputados. No fue una vez, fueron dos veces en muy pocos meses. Los españoles pensaban (pensábamos) lo mismo la primera que la segunda vez, con mínimas diferencias.
Estaban esperando los perdedores de ambas elecciones, llámese Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias, algún acontecimiento que les permitiera tener una coartada para volver a la carga y dejar claro que los votos de los españoles no valen y que por encima de todo está su deseo inquebrantable (este sí) de llegar al a Moncloa pase lo que pase.
Dicen que la sentencia de la Gürtel les obliga a echar a Rajoy. Me parece estupendo. Como si esa sentencia dijese que Rajoy es un ladrón, un corrupto y un garbanzo negro de nuestra política. Que yo sepa, en mi estúpido entender, no dice nada de eso. Se señala que hubo corruptos y que eran del PP y que al partido, hablando de dos localidades de Madrid, llegó dinero de esos corruptos. No dice otra cosa la sentencia, por mucho que nos hagan comulgar con ruedas de molino.
Por cierto, que tire la primera piedra el partido que no tenga casos de corrupción y desde luego no es el PSOE el que mejores ejemplos tiene. No sabemos cuántos millones y millones se regalaron en los EREs de Andalucía y esa sentencia también saldrá un día, más allá de que las presiones a la juez instructora dejaran en poco más que unos azotes unas penas que deberían ser, si se prueba que hubo delito, de muchos años de cárcel para los dos presidentes de la comunidad que permitieron, alentaron y aplaudieron que se tirara el dinero de todos los andaluces en regalarlo a cientos de amiguetes.
Volviendo a las mociones. Ya tienen su coartada. Ahora vemos lo que nos rodea. Pedro Sánchez fue, es y será un político de bajo nivel, que pierde elecciones una tras y otra y que ahora quiere ser presidente con el apoyo de cualquiera, aunque el cualquiera sean casi 20 independentistas que no quieren ser parte de España nada más que para decidir sobre nuestro futuro.
Pablo Iglesias se retrata solo con su chalecito. Lo suyo es insultar al presidente del gobierno y a su partido. Hablar de pobres y de sueldos mínimos mientras él vive como el rico más rico de nuestro país. Ese apoya a cualquiera que quiera movimiento, espera que alguna vez los españoles seamos tan gilipollas como para apoyarle a él y a Sánchez para que juntos formen un gobierno que nos lleve a la ruina y puede que hasta la dictadura que tanto tiene en su mente.
Nos queda Albert Rivera, otro que piensa que con nuevas elecciones sacará más votos y puede que hasta le pudiera dar para ser el inquilino de la Moncloa. Este lo hace con más tranquilidad, sabe lo que quiere pero no quiere que se le note tanto como a los otros dos.
Ahora estamos en sí las mociones servirán para formar un gobierno o para convocar elecciones. Lo primero le gusta más a Sánchez, sabe que ni de coña sacará votos suficientes para estar en la Moncloa ni de visita y puede que esta vez en su partido despierten de su pesadilla y sean capaces de echarlo a la mierda y buscar un candidato/a que sea capaz de devolver al socialismo lo que fue y debería ser, un partido echo para gobernar desde la izquierda moderada este país nuestro.
Rivera quiere elecciones, piensa que de pronto la gente que votó al PP le votará a él y que los diputados que tiene Rajoy los tendrá él y así podrá gobernar. Las encuestas, esas cosas que se hacen para alegrar oídos, le dan la razón. Otra cosa sería la papeletita que se hecha en las urnas.
Eso sí, lo de Rajoy y el PP tiene mucho mérito y viene de lejos. Con el 90% de la prensa totalmente volcada en echarlo de la Moncloa desde hace muchos años, sigue ganando elecciones. No esperemos que estos días las televisiones, especialmente las televisiones, nos den descanso sobre las mociones, lo malo que es Rajoy, la corrupción que representa. Y todavía espero yo una sentencia que le señale y da la impresión de que nunca la habrá.
¿Entonces? Pues entonces pasará lo que siempre pasa en este país, nos ‘cargamos’ a la gente como se hizo en su momento con Felipe González y el “váyase señor González” que acuñó Aznar y al paso de los años nos damos cuenta de que no había ningún motivo especial para querer defenestrar a ese presidente. El único motivo es que un mal político, ‘padre’ de todos estos corruptos que ahora aparecen en el PP, no podía echar a González con métodos democráticos y se dedicó a ‘enmerdar’ la política hasta que logró que por fin una vez Felipe González perdiese a las elecciones y se tuviera que ir de la Moncloa. Llegó él y durante 8 años lo cambió todo en la política nacional y ahora, muchos años después, vemos que aquellos años que nos vendieron como los mejores de España solo sirvieron para que mucha gente se llenase los bolsillos y llenase de cieno nuestra política.
Y yo me pregunto ¿a ese señor no hay nadie que le apunte con el dedo acusador? Claro, supongo que ahora no le importa a nadie porque se supo ir a tiempo. Ahora su partido paga aquellos años negros suyos y además lo hace sufriendo las malas artes que Aznar y los suyos utilizaron entonces contra el PSOE. La historia se repite pero al revés.
En fin, que Dios nos pille confesados. Antes o después tendremos que pasar por las urnas otra vez, lo que siempre es motivo de alegría para el que escribe. Solo espero que si hay elecciones, este año, el que viene o cuando toque, los políticos estén a la altura de los votantes y se ‘conforme’ con lo que les toque y piensen que para buscar acuerdos lo más lógico son acuerdos entre partidos con muchos votos que larga lista de partidos con pocos votos, eso no representan a la mayoría, menos sí ahí incluimos a los que no quieren ser españoles.
Si (
No(
