Martínez Arroyo ha resaltado que, por primera vez, en Castilla-La Mancha se han superado los 1.000 millones de euros de facturación en la exportación de productos vitivinícolas, algo conseguido en 2018.
El Ejecutivo de Castilla-La Mancha ha apostado desde el inicio decididamente por las figuras de calidad, aportando anualmente dos millones de euros de ayudas públicas para su promoción.
La apuesta por la calidad y por el producto embotellado son los dos ejes fundamentales y claves para que el sector vitivinícola de Castilla-La Mancha siga conquistando mercados, y en los que se asienta el futuro del vino en la región.
Así lo ha trasladado hoy el consejero de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural en funciones, Francisco Martínez Arroyo, durante su participación en el programa radiofónico ‘Coloquios del Vino’ de la Cadena SER, que se ha emitido desde el Cigarral ‘Santa María’ del restaurador toledano Adolfo Muñoz.
De esta forma, ha destacado que Castilla-La Mancha tiene la “virtud” de ser la región del mundo con más superficie de viñedo y ahora “es el momento de decir que somos la bodega del mundo”, y “si alguien tiene futuro es Castilla-La Mancha”.
Y este futuro viene dado porque, ha continuado, “realmente estamos elaborando un producto de enorme calidad, estamos aplicando la mejor de las tecnologías tanto en campo como en bodega” y al respecto, ha subrayado, que no cree que haya en este momento en el mundo una tecnología mejor que la que se está aplicando en Castilla-La Mancha en la elaboración del vino.
Ahora, de lo que se trata es de “conquistar los mercados”. Al respecto, ha explicado que en la Comunidad Autónoma “hemos avanzado mucho” y lo demuestran los propios datos.
Como ejemplo, ha puesto sobre la mesa, que “hemos acabado el año 2018 con una facturación en la exportación de más de 1.000 millones de euros” una cifra “que es la primera vez que se consigue en Castilla-La Mancha en el conjunto del sector vitivinícola”.
Y la dirección, ha incidido, es esa, “ir a consolidar esos mercados y haciéndolo, sobre todo, en una apuesta decidida por el embotellado”.
Defensor del embotellado “a ultranza”, para Martínez Arroyo esa es “la manera de llevar el nombre de Castilla-La Mancha a cualquier rincón del mundo porque si no, no nos conocen” y además, el producto embotellado, supone entre cuatro o cinco veces más valor añadido para el viticultor que el producto que no lo está.
Para que el vino llegue al consumidor, ha apostillado, tanto la Administración como el sector deben hacer una apuesta decidida “por poner el nombre en la contraetiqueta de nuestros productos” y eso se consigue con las 9 denominaciones de origen en vino (La Mancha, Valdepeñas, Manchuela, Méntrida, Uclés, Ribera del Júcar, Mondéjar, Almansa y Jumilla), tras las cuales se encuentran 85.000 viticultores.
Ayudas públicas para la promoción solo de las figuras de calidad
Asimismo, Martínez Arroyo ha valorado, la importancia de la difusión de los productos “más arraigados” de la región, una fórmula en la que “ganamos todos”. Es por ello, que desde el inicio de la legislatura que comenzó en 2015 se estableció que las figuras de calidad eran la línea estratégica de la promoción que se debía llevar a cabo por parte del Gobierno de Castilla-La Mancha.
De esta manera, ha recordado, “tomamos la decisión al inicio de que no íbamos a destinar ni un solo euro de dinero público a promocionar productos de la región que no tuvieran el amparo de una figura de calidad”. Hoy, cuatro años después, “puedo decir que así ha sido”, ha recalcado.
Esta promoción de las figuras de calidad, ha enumerado, se ha realizado tanto en el ajo morado de Las Pedroñeras, en el azafrán de La Mancha, en las cuatro denominaciones origen del aceite de oliva virgen extra, en las nueve denominaciones de origen de vino, entre otros. “En todos y en cada uno de nuestros productos que de alguna manera representan lo mejor de lo que somos”, ha dicho.
Y es que la clave del éxito, ha finalizado, radica en conseguir trasladar al consumidor la vinculación del origen del producto con la calidad y esto se consigue a través de la promoción de las figuras de calidad, entre ellas las denominaciones de origen, a lo que se ha dedicado desde el ejecutivo que preside Emiliano García-Page anualmente dos millones de euros en ayudas públicas.