Lo más habitual es que presente un color amarillento y que tenga una forma de triángulo. Aunque suelen presentarse en el área de la córnea más cercana a la nariz, también podrían generarse en el lado inverso.
Estas pinguéculas tienen un tamaño más bien reducido y raramente crecen mucho. Por ello, es raro que lleguen a afectar a la visión, pero sí que ocurre en un cierto porcentaje de los casos.
El profesional será el encargado de hacer una valoración en la situación de cada paciente y establecerá el tratamiento de la pinguécula que mejor corresponda en cada caso.
Causas de la pinguécula
Para detectar la pinguécula se lleva a cabo una exploración en el tejido de la conjuntiva. Son unos bultos que están formados por una combinación de grasas + calcio + proteínas.
Aunque se han estudiado durante muchos años, todavía no se ha llegado a una conclusión exacta sobre su aparición. Algunos expertos indican que son el resultado de la exposición recurrente a los rayos del sol, al viento, al polvo, así como a otras partículas que diferentes ambientes. En otras palabras, que las causas de la pinguécula son los agentes externos, en especial la exposición a los rayos del sol.
Para prevenir este problema se recomienda llevar siempre gafas de sol que protejan realmente los ojos, y no solo cuando llega el verano, si no a lo largo de todo el año. Es cierto que la luz del sol es más dañina en la estación estival, pero nos puede hacer daño en cualquier momento.
Síntomas de la pinguécula
Estos son los síntomas más comunes de la pinguécula:
-Sensación de sequedad o irritación en los ojos.
-Sensación de aspereza.
-Inflamación.
-Enrojecimiento o picazón.
¿Qué tratamientos existen contra la pinguécula?
A no ser que estemos hablando de un caso extraño, lo más común es que la pinguécula no requiera de ningún tipo de tratamiento, pero si que tendrán que ser controladas.
Existen pomadas o colirios que tan solo serán recetados por el oftalmólogo en el caso de que haya enrojecimientos o irritaciones importantes.
Si el problema va a más, siempre se puede recurrir a la cirugía para extirpar la protuberancia (cuando esta crece por encima de la córnea, produce molestias y/o cuando hay una inflamación muy grave).
Ante cualquier duda, acude al oftalmólogo para que haga una revisión de tu situación.