Según informa hoy la Policía Nacional, las pesquisas comenzaron después de que la víctima denunciara en Comisaría que con una de sus tarjetas se habían realizado varios reintegros fraudulentos por valor de 532 euros en diversos cajeros de la ciudad, y que desconocía cómo podía haberse producido este hecho ya que en ningún momento le habían sustraído dicho medio de pago ni tampoco se lo había prestado a nadie.
Los policías identificaron a la persona responsable de estas extracciones, que resultó ser la pareja de la víctima que, sin el consentimiento de esta y aprovechando su relación de convivencia, había podido conocer el código PIN de la tarjeta bancaria y realizar las retiradas de efectivo sin que la denunciante se percatara.