El plástico en sí no es malo, lo peligroso de este material es la forma en la que se procesan sus desechos. Este material no es biodegradable, por lo que una bolsa de plástico que usas en la vida cotidiana puede tardar hasta 1.000 años en degradarse si permanece enterrada. ¿Verdad que es demasiado tiempo? Y a pesar de que ya existen alternativas como las bolsas de fécula de patata que son biodegradables, la producción de plásticos no ha decaído y mucho menos su presencia fuera de los contenedores de basura.
Los estimados
Muchas veces habrás visto anuncios, campañas gubernamentales o escolares y páginas web en las que se dice más de una vez el problema que causan estos plásticos, pero se hace caso omiso y se sigue haciendo el mismo daño. Al menos hay 200.000 kilos de plástico que se arrojan cada segundo a los océanos, de los cuales un 70% se va al fondo marino y un 15% se queda flotando.
Esto significa que en el agua hay alrededor de 250.000 toneladas de basura plástica, ya que se arrojan 8 toneladas al año, lo que equivale a 800 torres Eiffel o 34 islas de Manhattan. Esta acumulación de plástico en las aguas ya ha generado 5 enormes islas de basura a lo ancho del globo, dos en el Pacífico, dos en el Atlántico y una en el Índico, poniendo en peligro a alrededor de 700 especies marinas y aves. Para el año 2020 se estima que la producción de plásticos aumentará un 900% y según un informe de Davos para el 2050 el planeta tendrá más plástico que peces.
Estos plásticos también terminan en las costas poniendo en peligro la reproducción de tortugas marinas (que ya están en peligro de extinción) e impiden el libre tránsito de las criaturas en su hábitat, ya que deben estar continuamente esquivando los obstáculos de basura ajena que se encuentran en el agua.
Las alternativas
Actualmente, existen alternativas al plástico que se pueden incorporar en la vida cotidiana y el reciclaje es la más vieja de estas opciones. Una alternativa es coger los envases y bolsas que ya no se usen y depositarlas en los contenedores apropiados para que puedan ser transformados en nuevos productos. Actualmente, hay bolsas de fibra vegetal que son biodegradables al caer en la naturaleza y desde hace unos años se trabaja con plásticos biodegradables e incluso microbios que pueden degradar el plástico y ayudar con la limpieza de los océanos y de la tierra, por lo que existen muchas esperanzas depositadas en la biotecnología.
Sin embargo, todo esto es inútil si nosotros no cambiamos nuestros hábitos en la vida cotidiana y tomamos consciencia del impacto que una simple bolsita o botellita pueden tener en el medio ambiente.
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