María Dolores Cabezudo Ibáñez, catedrática y profesora ya jubilada de Tecnología de los Alimentos en la Universidad de Castilla-La Mancha y profesora del CSIC, ha sido distinguida por su aportación a la investigación y educación universitaria.
"Es un reconocimiento muy agradecido porque al ser foránea, me alegra mucho que me reconozcan las cosas que he hecho, a pesar de que me ayudaron tanto que no son méritos míos sino méritos castellanomanchegos", afirma a Efe Cabezudo Ibáñez, madrileña de nacimiento que lleva varias décadas afincada en Almagro.
Su trayectoria le ha valido multitud de premios y este mismo año ha recibido la Medalla al Mérito en Investigación y Educación Universitaria junto con Emilio Lledó y María Vallet, "pero son galardones diferentes", señala esta investigadora, que afirma que siempre ha trabajado por intentar "hacer las cosas bien y si ahora te lo reconocen, pues mejor" aunque admite que le sorprende.
Cabezudo Ibáñez destaca que "Castilla-La Mancha es un gran lugar para desarrollarse" y recuerda que llegó de turista y le gustó tanto que compró una casa en Almagro y, después, cuando se puso en marcha la Universidad de Castilla-La Mancha, sus impulsores se pusieron en contacto con el CSIC, donde ella trabajaba, por lo que su vinculación a esta tierra hizo que viniera a la región para asesorar la puesta en marcha de la UCLM y, después, luego continuó como docente y catedrática de la misma.
Otro de los títulos de hijo adoptivo de este año es para el portero de balonmano José Javier Hombrados, quien acumula una larga trayectoria deportiva nacional e internacional, pero asegura a Efe premios "que de este nivel" no había recibido y que le hace "mucha ilusión".
"Es algo especial cuando de alguna forma alguien te incluye en su familia, porque esto de nombrarte hijo adoptivo es como incluirte dentro de la familia de los castellanomanchegos", resalta.
Aunque nacido en Madrid, sus padres son guadalajareños, concretamente de la comarca de Molina de Aragón y lleva viviendo y trabajando en la provincia muchos años, lo que le ha hecho ser un referente en ella.
Además, ha ganado multitud de títulos tanto a nivel de clubes de balonmano como en la selección nacional y actualmente es el jugador que más partidos ha disputado en la Liga Asobal.
"Que te reconozcan por tus méritos deportivos siempre es un lujo y siempre es bienvenido porque ves tu esfuerzo recompensado. Pero si además de eso, la gente con la que convives te considera algo más y se acuerdan de ti en algo que no tiene tanto que ver con lo deportivo, sino con toda tu personalidad y trayectoria, te enorgullece", reconoce.
Por su parte, Goyo Jiménez nació en Melilla, pero pasó su infancia y juventud en Albacete y por eso se siente "manchego de pro" y de hecho, su humor manchego lo lleva allá por donde recalan sus espectáculos.
"Es cierto que yo he hecho de lo manchego una especie de seña de identidad en todo lo que he trabajado y supongo que el premio vendrá por ahí. Además de vivir y trabajar tantos años en Castilla-La Mancha", señala a Efe este artista que afirma conocerse 'al dedillo' no solo la provincia de Albacete sino gran parte de la región, que es la tierra del Quijote y también de Quevedo, recuerda.
Jiménez tiene su particular explicación de por qué surge el humor manchego: "Nosotros somos de llano y hace que te preguntes menos qué hay detrás de los obstáculos geográficos y más qué hay en el interior de las personas. Quizá eso nos hace un carácter más observador y perspicaz".
"Uno no está pendiente de los premios pero cuando vienen, se está muy agradecido y más si forman parte de la raigambre", agrega.
Ninguno se esperaba este reconocimiento y, por ello, si cabe, es más bienvenido. Todos acudirán a la cita del próximo 31 de mayo en Albacete para recogerlo e incluso Goyo Jiménez ha retrasado un viaje que tenía a Nueva Zelanda, donde viajará con posterioridad para hacer allí una gira con su espectáculo actual.