Según el escrito de acusación, al que ha tenido acceso Europa Press, los hechos ocurrieron entre el 2002 y el 2005, cuando el acusado y la menor, de cinco años de edad en el momento en que comenzaron los abusos, coincidían en vacaciones en la parcela familiar.
Durante dichas reuniones familiares, M.A.G.S. utilizaba las horas de la siesta para irse a una habitación con su sobrina con la excusa de descansar, momentos que aprovechaba para tocar a la menor y pedirle que le hiciera felaciones, a las que la menor accedía.
Cuando los padres de la víctima se divorciaron, dejaron de producirse los encuentros familiares y, por tanto, los episodios de abusos, hasta que años después, en el verano del 2009 o el 2010, la menor volvió al pueblo de su tío para pasar las vacaciones.
En esos meses, en los que la denunciante tenía entre 12 o 13 años, M.A.G.S. la convenció para mantener relaciones sexuales hasta en tres ocasiones.
Unos hechos que la Fiscalía considera que son constitutivos de dos delitos continuados de abuso sexual por los que piden 18 años de prisión, así como la prohibición de aproximarse a la víctima a menos de 500 metros durante 21 años.