Según el Diccionario de Uso del Español, de María Moliner, el término “transfiguración” queda definido como “acción de transfigurar (se)”, y el verbo transfigurar como “Hacer cambiar completamente de figura o de aspecto una cosa, generalmente mejorándola” y, así mismo, como “cambiar el aspecto de alguien o algo, generalmente para mejorar”, mas el adverbio “generalmente”, como “Común o habitualmente”, el cual admite lo contrario, es decir, que ese cambio, “generalmente para mejorar la imagen, bien puede ser al revés, o sea, para “empeorarla”.
Pues bien, viene esta introducción al caso de la persona o figura de nuestro actual inquilino (que así es, es decir, nunca propietario, aunque exista esa pulsión por parte de aquél) de La Moncloa, pongamos que hablo del Pseudo-Doctor-Sánchez, a su vez Secretario General del hoy podrido y putrefacto Partido Socialista Obrero Español, ya que, hoy por hoy, bien puede decirse que ha perdido sus tres apellidos “Socialista, Obrero y Español”, alias, entre otros muchos, siempre de carácter peyorativo, “Pinochón” (por esa facultad innata al personaje de no decir verdad nunca, más bien al contrario, propalar una lluvia continua, persistente, permanente, perseverante y pertinaz de mentiras, las cuales necesitan de un Falcon para ellas solas, si es que no son precisos dos o tres o más, incluso con la tendencia al fraude en todos los aspectos de la vida pública y política y me imagino que también en la privada, pues esta pulsión a la mentira, al embuste, a la mendacidad, a la falacia, a la falsedad, a la bola, a la trola, al cuento, al engaño, al enredo, a la falsificación, a la ficción, a la patraña y, por ende, a la calumnia, no tiene parangón ni en nuestro país, aun hoy, a duras penas, llamado España (y más desde la cesión de soberanía al Marruecos de Mohamed VI, sobre el Sahara Occidental y veremos si no también sobre Ceuta y Melilla y las Canarias ) ni en Europa, ni en ningún otro país del orbe, lo que comenzó a demostrarse en aquellas primarias en las que competía para el cargo de Secretario General del PSOE, en las que no tuvo contención ni reparo ni vergüenza torera para esconder una urna, tras una cortina, para falsear el resultado de aquella elección y aparecer él como el rey absoluto del Partido, y aun habiéndose descubierto la patraña, no sabemos a ciencia cierta si aquellas primarias dieron con su elección sin incurrir en algún otro fraude, quizás de ahí que, aparte de por su falsa tesis doctoral, sea también conocido como el “Doctor Cum Fraude”, pues de casta le viene al galgo, según sentencia uno de los refranes más contundentes que alberga el refranero español, tan certero, como siempre, a la vez, tan puñetero.
Y en ese contexto, tras contar en su currículum con atrocidades monstruosas en su acción de gobierno, que más bien deberíamos llamar de “desgobierno”, haciendo, como vulgarmente se dice, de su capa un sayo, pasando por encima del cadáver de socialistas de pro y de españoles de bien, sea cual sea el signo de su ideología, lleva a la Nación Española y con ella al conjunto de los Españoles, hacia la ruina, la miseria, la pobreza y el hambre, en un afán de instaurar en nuestro país una república bananera semejante a la Venezuela de Nicolás Maduro, y, a fuerza de ser sinceros que lo está consiguiendo, a la manera como un músico sigue al pie de la letra la partitura de la sinfonía que esté interpretando, y sin importarle un pimiento ni una higa, el mal que está provocando e inoculando a la sociedad española, que viene a ser, en términos comparativos, como un genocidio, intelectual (echémosle un vistazo a la nueva Ley de Educación, la conocida como “Ley Celáa”, dirigida a ineducar a los alumnos y a sumirlos en la confusión más abismal y criminal que podamos imaginar. Por cierto, hablando de la Celáa, ¿Qué méritos atesora esta Sra. para haberse alzado con el cargo de Embajadora ante la Santa Sede?, recordando este modo de proceder, el mismo que en los albores de la democracia devino sobre las Cajas de Ahorros, que fueron ocupadas por cargos políticos, lo que inexorablemente las condujeron a la ruina y a la necesidad de ser intervenidas. No es de extrañar el malestar entre los miembros de la Carrera Diplomática, estos sí, verdaderos Diplomáticos, con sus estudios y títulos ganados a pulso, cuando ven pasar ante sí a tanto mediocre ocupando los destinos que por ley les corresponden a ellos), como un genocidio sexual (dále Perico al Torno, que bien parecieran esos miembros de las izquierdas, la simple y la compuesta, que hubieran sido objeto de un trauma en relación con los órganos sexuales en su infancia, pues no tiene ningún sentido que le estén dando matraca, día y noche, al sopicaldo penevulvar al que regularmente se refiere Juan-Manuel de Prada, y la punta del Iceberg se está viendo con la Ley Trans, fruto del analfabetismo, la mediocridad y la ignorancia galopante de nuestra Ministra, llamémosle, de Género, Irene Montero, y que el Consejo General del Poder Judicial ha puesto a caer de un burro, y nunca mejor dicho, dados los escasos, más bien nulos, conocimientos de quien se erige en directora del sexo en España), sanitario (ahí nos encontramos con la desastrosa gestión –es un decir esto de la gestión, pues no ha habido res de res, que dirían los catalanes-, respecto a la Pandemia derivada del Coronavirus, con más de cien mil fallecidos –si hacemos la cuenta a la vieja-, con un Fernando Simón y un ex-Ministro de Sanidad, Salvador Illa, que se cubrieron de mierda y de podredumbre en su hacer cotidiano en los peores momentos de la pandemia, recordemos aquel principio del que partió todo el desastre, proclamado por el arúspice Simón, de que en España, como teníamos una Sanidad de Cum Laude, no pasarían de un caso o dos los que se contagiaran de la enfermedad y ya vimos y seguimos viendo cómo el virus sigue haciendo estragos -319 fallecidos la última semana y más de 52.000 los contagios- y ante lo que ya ha decidido la autoridad competente –es un decir- cerrar los ojos y dejar a la ciudadanía que muera por Dios y por España), económica (aquí estamos, como siempre batiendo récords negativos, con la inflación desbocada al 9´8%, lo que le trae al pairo al Retroprogresista Criminal Gobierno de España, que mira para otro lado y justifica ese desboque y lo achaca a la pandemia, a la guerra de Putin y al polvo rojo que nos pintó España desde el Sahara, quizás como castigo por la cesión de la ex-colonia a Marruecos, cuando nuestros problemas económicos viene de lejos de hace más de un año, quizás en cualquier momento añadan a la lista otro motivo causante, cual bien pudiera ser, a los pantanos que se erigieron en época del Generalísimo de los Ejércitos, Don Francisco Franco Bahamonde y a la ultraderecha en general).
Y, por si fuera poco, la última, la decisión de nuestro Presidente, “Pedro el Bello”, consumando, por sí y ante sí, la traición al pueblo saharaui, poniendo en manos del Rey Marroquí, Mohamed VI, la soberanía del Sahara Occidental, un hecho inédito, sin contar con la aprobación y el mandato del Parlamento Español, ni siquiera con la aquiescencia del Ejecutivo que preside, a los que ninguneó de la peor manera posible, al estilo de un sátrapa (quedando a la altura del propio Putin), de un dictador (quedando a la altura de Nicolás Maduro), de un tirano (quedando a la altura de Kin Jong-un), y sin siquiera contar con el beneplácito del Rey de España, Don Felipe VI, sobre cuyo cadáver ha pasado y pisoteado, lo cual, si fuéramos como Dios Manda, a estas horas debería estar detenido, y puesto ante la justicia, a dar explicaciones, pues puede considerarse un delito de lesa humanidad, y sin que se sepan las condiciones del presunto acuerdo (que será más bien un acuerdo unilateral redactado por el Rey de Marruecos) y qué beneficios tiene para España (de momento las fronteras las mantiene cerradas el marroquí), temiéndome que este impresentable sujeto haya vendido a Ceuta y Melilla (lo que prueba su desesperada visita a ambas ciudades, para tranquilizar a ambas, valiendo otro refrán a este efecto, cual es el de aquel que sentencia: “cuando veas la barbas de tu vecino recortar, hecha las tuyas a remojar”, pues ¿qué credibilidad tiene quién en su puta vida ha dicho una verdad?), y que se preparen los canarios, a los cuales ya ha vendido al dejar a que el Rey Alahuita se apodere de las aguas jurisdicionales pertenecientes a las Islas Canarias, para prospecciones de petróleo y de tierras raras, abundantes en las mismas, dejando a los canarios con un palmo de narices, al menos de la extensión de sus propias napias. Y siendo desternillante (si no fuera por lo que nos toca a los españoles) que en la audiencia ante el Rey Mohamed VI, lo sentaran prácticamente, comiéndose las rodillas, junto a Jaimito, nuestro Ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares y en presencia de la bandera de España, colgando del mástil al revés, lo que supone una humillación intolerable. La imagen de Pinochón demacrado y con los brazos y las manos en posición de recibir cuantas hostias tenga a bien darle el Rey marroquí, lo dice todo.
Y nuestro eximio Presidente en estado catatónico, rayano en la Transfiguración y, en espera de aparecerse en cualquier momento caminando sobre las aguas del Jordán y en actitud de multiplicar los panes y los peces, se constituye en ídolo a adorar por las masas.
MIGUEL ANGEL VICENTE MARTINEZ
4 de mayo de 2.022