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Hay que tener poca vergüenza

Por Miguel Ángel Vicente
miércoles 19 de octubre de 2022, 07:33h

Según el informe publicado por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN-ES), que recoge las cifras oficiales de pobreza tras la pandemia, informe titulado “El Estado de la Pobreza. Seguimiento de los indicadores de la Agenda 2030 UE 2015-2021”, los datos que revela respecto a nuestro país son desoladores, cuando no demoledores, puesto que la conclusión del mismo arroja que casi la mitad de los españoles (el 44´9 por ciento) vive muy cerca del límite de sus posibilidades y uno de cada cinco (el 21 por ciento) no llega a fin de mes o lo hacen con mucha dificultad, referenciando que en el año 2.021, un total de 13.1 millones de personas (el 27´8 por ciento de la población española) estaban en riesgo de pobreza y/o exclusión social, y en ascenso.

Y es que en nuestro País, aún hoy en día, a duras penas, llamado España, llueve sobre mojado, con los precios en continua alza, especialmente sobre los productos de la cesta de la compra y, dentro de ella, los alimentos más básicos, como pueden ser el pan, la leche o las verduras; la inflación del mes pasado se situó en el 9 por ciento , jaleándose como un gran logro que haya bajado un punto respecto del mes anterior; las previsiones sobre el PIB que realiza el Banco Central Europeo, son para echarse a temblar; el alza de la electricidad y el gas y en general todo lo que tenga que ver con las energías derivadas de estas coordenadas, están por las nubes, con subidas a diario del megavatio, que bate, día tras día, el récord del anterior, sin que de nada haya servido la cacareada “excepción ibérica” al precio del gas, que motejaron “sotto voce”, nuestro egregio Pseudo-Doctor-Sánchez y el Presidente de Portugal Marcelo Rebelo de Sousa, que no consiste sino en rebajar, si es que se rebaja, a unos pocos el precio de la luz, para que acabemos pagándolo otros muchos; y a lo que hay que sumar la endémica tentación de los socialistas y comunistas de subir impuestos, caiga quien caiga, mientras la buchaca de la Caja Pública de Caudales engorda hasta límites insospechados no conocidos por estos lares en momento alguno pasado, sin que esa recaudación revierta al bolsillo del ciudadano de a pie, sino más bien se desparrama en manos torpes, insensatas y, en algunos casos, corruptas, valiéndonos como ejemplo significativamente los 217 millones de euros que la Ministra de Igualdad, Irene Montero, va a dipalidar en chiringuitos y otras bagatelas, para luchar contra la prostitución, que es lo que a día de hoy importa más en España, que el comer diario del pueblo español, con esa subida del 8´6 por ciento respecto de las cotizaciones sociales para los sueldos más elevados, o la revisión de las fórmulas para que la recaudación por el Impuesto sobre la revalorización de los Terrenos de Naturaleza Urbana, la Plus-valía, arroje cifras inasumibles para quien, con el sudor de su frente y lágrimas de sangre, durante toda una vida doblando el espinazo, vendan por sí o por sus herederos, la vivienda que al fin logró liberar de la hipoteca que, como una premonición canallesca, voló sobre la misma; y no digamos del riego continuo (como las olas de la mar que desembocan en la playa o ese caudal del río, que de una manera sin solución de continuidad, cuando no está seco por falta de las lluvias que amenazan a los mismos, así como a los agricultores y ganaderos, van a desembocar a la Mar Brava) sobre la cabeza de los Sindicatos, cifras millonarias, que esas sí lluevan del cielo, y que, en vez de callar y retirarse por el foro, envalentonan a sus dirigentes contra los empresarios, como puso de manifiesto, no hace mucho, el líder de UGT, Pepe Álvarez (personaje que, al parecer, no tiene otra cosa que hacer desde que se levanta, que comprobar qué foulard le va más a juego con los pantalones que recubren sus partes pudendas), cuando clamaba como un endemoniado y poseído por Lucifer, contra los empresarios, según el cual, “Se están forrando, se están forrando, los empresarios, los empresarios se están forrando, se están forrando”, dejando traslucir un odio sin igual (que éste por el tono y la ira con que lo pronunció, sí era digno de que la Fiscalía General del Estado, le imputara por delito de odio, ese delito que tan de moda se ha puesto, penalizando los sentimientos, y del que se ha solicitado la investigación por la Fiscalía General del Estado, a cuenta del affaire por la novatada perpetrada por los residentes del Colegio Mayor Masculino “Elías Ahúja”, contra sus compañeras del Femenino Santa Mónica, que, al parecer, han escandalizado a los y las que pretenden que los menores puedan tener relaciones sexuales con su consentimiento con quien tengan por conveniente, lógicamente en favor de depravados, pervertidos y pederastas mayores de edad, rasgándose las vestiduras ante lo que, simplemente, ha constituido una broma de mal gusto, y de cuya acción no se desprende sentimiento de odio alguno, sino más bien y al contrario, de amor, sólo que manifestado de una manera chabacana, ordinaria, vulgar, burda o grosera. Pero ya vemos, mientras se trata de propalar el sopicaldo penevulvar y los derechos de bragueta (a los que, regularmente, se refiere Juan Manuel de Prada) entre los menores, que esto sí que constituye un autentico delito, y promover el aborto libre (auténtico genocidio anual, al suponer más de cien mil víctimas inocentes cada año en nuestro País), nuestra Ministra de Igualdad, Irene Montero, y sus conmilitonas, las feministas-lagarto y de pacotilla, la emprenden contra las prostitutas, contraviniendo sus propias normas satánicas, pues si, incluso, una menor de 16 años puede acabar con la vida del nasciturus, asesinándolo, en base a ese derecho inventado de que “con mi cuerpo puedo hacer lo que me venga en gana”, ¿a qué tantos remilgos sobre las que, libre y voluntariamente, quieren dedicarse al ejercicio de la profesión más antigua del mundo?. ¿No pueden éstas usar de ese derecho que les permite ser dueñas de su cuerpo?.

Pues bien, ante los negros (espero que no me imputen delito de odio por utilizar el término negros) nubarrones que se atisban en el horizonte sobre la piel de toro, no es de recibo que nuestros degenerados gobernantes, hayan tenido el morro de subirse el sueldo, a razón de un 3´5 % los diputados y los senadores (con el voto en contra del PP, VOX y Ciudadanos), y un 4% los miembros del Consejo de Ministros, justificándolo la Ministra de Hacienda, María -Jesús Montero, de una manera descarada y sinvergonzonal, en que ellos y ellas son también funcionarios, cuando, a la vista de lo que está cayendo y lo peor que se avecina sobre las cabezas de los ciudadanos, incentivando las colas del hambre, que poco falta para alcanzar la longitud kilométrica que alcanzó la cola para despedir a la Reina Isabel II de Inglaterra, y acabará devastando el territorio patrio, si me aprietan tanto o más, que lo está siendo Ucrania por los bombardeos de Vladimir Putin, o si no, al tiempo.

Y como esto de la gobernanza, generalmente, si no es siempre, va unida a las corruptelas, corrupción, con palabras mayores, nos desayunamos con que la Fiscalía Europea abre una investigación por irregularidades en la compra de vacunas contra el coronavirus, llevada a cabo por la Comisión Europea, a cuyo frente se halla la mosquita muerta, Úrsula von der Layen, Presidenta de la misma, y principal responsable de los, al parecer, cambalaches llevados a cabo por la misma con el director ejecutivo de Pfizer, Albert Bourla, y cuyos datos permanecen en un cajón cerrado con llave y que se niegan a hacer públicos, incumpliendo y transgrediendo la transparencia exigida a cualquier organismo público, sobre todo cuando se juega con las cosas de comer y la hucha, en este caso, de todos los ciudadanos europeos, y más teniendo en cuenta que el coste de la operación podría haber alcanzado la friolera cifra de los 35.000 millones de euros, que, precisamente, no son moco de pavo ni el chocolate del loro.

Todo ello pone de relieve que el amor por el poder subyace en ese otro amor al poder, valga la redundancia, por hacerse de oro y forrarse en beneficio de varias generaciones de sus descendientes. Estos sí que son los verdaderos ricos, y no el empresario (por ejemplo, Amancio Ortega), que por mucho que lo sea, ha levantado su fortuna sobre su espalda.

Desde luego que hay que tener poca vergüenza y mucho morro.

MIGUEL-ÁNGEL VICENTE MARTÍNEZ

19 de Octubre de 2.022

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