"En los últimos años ha proliferado el número de pautas alimentarias diferentes y populares, y la cantidad de información errónea sobre ellas en las redes sociales ha alcanzado niveles críticos", ha declarado el doctor Christopher D. Gardner, presidente del comité de redacción de la nueva declaración científica y Catedrático Rehnborg Farquhar de Medicina de la Universidad de Stanford (California), en Estados Unidos.
La salud cardiometabólica se refiere a un grupo de factores que afectan al metabolismo (los procesos del organismo que descomponen los nutrientes de los alimentos y construyen y reparan los tejidos para mantener un funcionamiento normal) y al riesgo de enfermedades cardiacas y vasculares.
Estos factores incluyen la glucosa en sangre, el colesterol y otros lípidos, la tensión arterial y el peso corporal. Si bien los niveles anormales de un factor pueden aumentar el riesgo de cardiopatía, las anomalías en más de un factor aumentan el riesgo aún más, y de enfermedad más grave.
La declaración evalúa la adecuación de los patrones dietéticos más populares a la Guía dietética de la Asociación Americana del Corazón. Incluye diez características clave de un patrón dietético para mejorar la salud cardiometabólica, que hace hincapié en limitar las grasas no saludables y reducir el consumo de carbohidratos en exceso.
La nueva declaración científica es la primera que analiza hasta qué punto los patrones dietéticos más populares se ajustan a esas características. Cada dieta se evaluó en función de 9 de las 10 características de la guía de la Asociación Americana del Corazón para un patrón alimentario cardiosaludable.
Las características definitorias de las dietas se puntuaron en función de su grado de adecuación a las directrices de la Asociación: un punto por cumplirlas totalmente; 0,75 puntos por cumplirlas en su mayor parte y 0,5 puntos por cumplirlas parcialmente.
Si un aspecto de la dieta no cumplía en absoluto las directrices, se le asignaba cero puntos. Las puntuaciones resultantes se sumaron y ajustaron para obtener una clasificación entre 0 y 100, en la que 100 indicaba el mayor cumplimiento de las directrices dietéticas de la American Heart Association.
PLANES MEJOR VALORADOS (PUNTUACIÓN SUPERIOR A 85)
Los cuatro patrones con la puntuación más alta son flexibles y ofrecen una amplia gama de alimentos saludables entre los que elegir. El patrón de alimentación estilo DASH (Enfoques Dietéticos para Detener la Hipertensión, por sus siglas en inglés) recibió una puntuación perfecta, al cumplir todas las directrices de la Asociación.
Estos patrones alimentarios son bajos en sal, azúcar añadido, alcohol, aceites tropicales y alimentos procesados, y ricos en verduras sin almidón, frutas, cereales integrales y legumbres. Las proteínas suelen proceder principalmente de fuentes vegetales (como legumbres, alubias o frutos secos), junto con pescado o marisco, aves y carnes magras y productos lácteos descremados o bajos en grasa.
La dieta mediterránea también está muy bien valorada. Como no aborda explícitamente la sal añadida e incluye el consumo moderado de alcohol (en lugar de evitarlo o limitarlo), tiene una puntuación ligeramente inferior a la de DASH.
Por otro lado, la mayoría de las características de un patrón de alimentación vegetariano coinciden con las directrices dietéticas de la asociación americana. Los planes de alimentación pescatariana y vegetariana que incluyen huevos, lácteos o ambos también se situaron en el nivel superior.
NIVEL 2: DIETAS VEGANAS Y BAJAS EN GRASAS (PUNTUACIONES 75-85)
Las dietas veganas y bajas en grasas también hacen hincapié en el consumo de verduras, frutas, cereales integrales, legumbres y frutos secos, al tiempo que limitan el alcohol y los alimentos y bebidas con azúcar añadido. Sin embargo, las restricciones del patrón alimentario vegano pueden dificultar su seguimiento a largo plazo o cuando se come fuera de casa. Ambas han recibido puntuaciones de entre 75 y 85.
Seguir un patrón de alimentación vegano puede aumentar el riesgo de deficiencia de vitamina B-12, que puede causar anomalías en los glóbulos rojos que provoquen anemia; por lo tanto, los médicos pueden recomendar la administración de suplementos.
Las dietas bajas en grasas suelen tratar todas las grasas por igual, mientras que las directrices de la Asociación sugieren sustituir las grasas saturadas por grasas más saludables, como las mono y poliinsaturadas.
NIVEL 3: MUY BAJO EN GRASAS Y BAJO EN CARBOHIDRATOS (PUNTUACIONES 55-74)
Las dietas muy bajas en grasas y en carbohidratos presentan una alineación de baja a moderada con las orientaciones de la Asociación, con puntuaciones entre 55 y 74.
Una motivación para que algunas personas sigan una dieta muy baja en grasas (a menudo vegana) puede ser que algunos estudios han demostrado su potencial para ralentizar la progresión de la acumulación de grasa en las arterias.
Se ha demostrado que un patrón de alimentación saludable bajo en carbohidratos afecta por igual a la pérdida de peso, la tensión arterial, el azúcar en sangre y el colesterol en comparación con una dieta saludable baja en grasas. Sin embargo, ambos patrones restringen los grupos de alimentos que se destacan en las orientaciones de la Asociación.
Las dietas muy bajas en grasas perdieron puntos por restringir los frutos secos y los aceites vegetales saludables (no tropicales). Este patrón alimentario también puede dar lugar a deficiencias de vitamina B-12, ácidos grasos esenciales y proteínas, lo que provoca anemia y debilidad muscular.
Las dietas bajas en carbohidratos restringen las frutas (debido a su contenido en azúcar), los cereales y las legumbres. Al restringir los carbohidratos, los seguidores tienden a disminuir el consumo de fibra y a aumentar el de grasas saturadas (procedentes de carnes y alimentos de origen animal), lo cual contradice las orientaciones de la Asociación.
NIVEL 4: DIETAS PALEOLÍTICA Y MUY BAJA EN CARBOHIDRATOS/CETOGÉNICA (PUNTUACIONES INFERIORES A 55)
Las dietas paleolítica y cetogénica, utilizados a menudo para perder peso, no se ajustan bien a las directrices dietéticas de la Asociación, por lo que han recibido puntuaciones inferiores a 55.
Los puntos fuertes de los patrones alimentarios muy bajos en carbohidratos son el énfasis en el consumo de verduras sin almidón, frutos secos y pescado, junto con la reducción al mínimo del consumo de alcohol y azúcar añadido.
En estudios de hasta 6 meses de duración, se han observado mejoras en el peso corporal y la glucemia con estas dietas. Sin embargo, al cabo de un año, la mayoría de las mejoras no diferían de los resultados de una dieta menos restrictiva.
La restricción de frutas, cereales integrales y legumbres puede reducir la ingesta de fibra. Además, estas dietas son ricas en grasas sin limitar las grasas saturadas, y esto se relaciona con el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
"En realidad, no hay forma de seguir las dietas del nivel 4 tal y como están concebidas y, al mismo tiempo, estar en consonancia con la Guía Alimentaria de la Asociación Americana del Corazón", afirma Gardner.
"Son muy restrictivas y difíciles de seguir a largo plazo para la mayoría de las personas. Aunque es probable que se produzcan beneficios a corto plazo y una pérdida de peso sustancial, no son sostenibles. Una dieta que sea eficaz para ayudar a una persona a mantener sus objetivos de pérdida de peso, desde una perspectiva práctica, tiene que ser sostenible", ha finalizado.