En primer lugar, el sábado, los participantes inscritos conocieron la prueba denominaba “I ruta de senderismo Valle del Cabriel (Reserva de la Biosfera) - la Terrera”, con una dificultad técnica media, un recorrido circular de unos 13 kilómetros de distancia y unas cuatro horas de duración.
La mañana aparecía fresca, aunque por poco tiempo, ya que el sol empezó pronto a calentar. Tomarían café en el municipio para luego desplazarse en dos microbuses al punto de partida, debido a que para pasar por “La Ceja”, que es el corte del llano de Casas Ibáñez al monte, el acceso por esta carretera es poco recomendable para un autobús de mayores dimensiones.
Llegarían así a un entorno declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 2019 y espacio de la Red Natura 2000. Allí, en el cruce de camino del olivar de Alejo, les recibiría José María García Martínez, alcalde del municipio, quien les acompañaría durante la ruta, junto a varios integrantes del Club senderista Los Piñones, que les guiarían y Protección Civil de Casas Ibáñez.
Pasadas las 9:30 horas arrancarían, primero por asfalto y rodeados de campos de cultivo, almendros y olivos principalmente, como un kilómetro, para luego desviarse a la derecha y coger la senda del tigre, ya un entorno de monte mediterráneo, principalmente pino, romero, tomillo y aliagas ya en flor, y donde habita la cabra montesa, junto a ciervos, corzos y rapaces como el Águila Real.
Irían descendiendo, con el cielo cubierto debido a la calima, aunque con buena temperatura, atravesarían varias ramblas; la Rambla de las Caleras, de Ojaros y de Piloncillo, en esta última también pudieron ver y atravesar un bonito tollo formado por esta rambla, aunque sin apenas agua.
Tras pasar por encima de otro tollo, este de menor dimensión, comenzarían a subir a la parte alta del Valle del Cabriel, con unas fantásticas vistas de la amplitud del valle que forma el río Cabriel a su paso, a la otra parte del río, ya es la vecina Comunidad Valenciana.
Una vez arriba, por cortesía del Ayuntamiento de Casa Ibáñez, pudieron degustar un rico dulce típico del lugar, Pan Bendito, una gran torta con miel, nueces y almendras.
Por pista comenzarían a descender buscando el mismo Río Cabriel, que ya veían desde arriba, cuyas aguas son de las más limpias de Europa. Tras llegar a este, continuarían río arriba junto al cauce y pudieron contemplar la gran actividad que se desarrolla en su interior, innumerables barcas, piraguas y kayak, navegaban por sus aguas.
Llegarían entonces a la antigua central eléctrica de la Terrera, rehabilitada y con una de las mejores infraestructuras en la zona, un espacio acogedor junto al río, preparado para pasar un día estupendo.
Visitarían también varios espacios acondicionados para el baño, antes de ir dejando atrás el cauce del río, para atravesar una de las ramblas más caudalosas del valle y que da nombre a la senda del Ratón, pasando por el gran Tollo de la rambla Gurrafe, antes de llegar al mirador, “El Balcón del Ensueño”, con unas impresionantes vistas de todo el valle surcado por el río Cabriel, desde aquí de nuevo al autobús donde finalizaría la ruta.
Ya el domingo, otros cincuenta participantes distintos visitarían Alatoz, para recorrer la prueba denominaba “Vallejo los Chorros y caminos fuente Sancho y fuente el Moro”, con una dificultad técnica media, un recorrido circular de unos 12,5 kilómetros de distancia y unas tres horas de duración.
Les recibiría Saturnino Mancebo Tárraga, quien ejerce a día de hoy de alcalde en el municipio, que les acompañaría y guiaría durante toda la ruta.
Así, pasadas las nueve de la mañana, con el cielo cubierto por la calima y con un poco de viento, abandonarían el pueblo desde la Plaza Mayor, pasando por la puerta del ayuntamiento, para dirigirse en primer lugar a la fuente “Los Chorros”. Descenderían dirección a la casilla “El Curandero” y desde esta ascenderían por el Vallejo de los Chorros hacía “La Muela”.
Rodeados de pinos, encinas, enebros, sabinas, y gran cantidad de aromáticas en flor, cogerían la senda que les conduciría a la fuente Sancho, junto a un gran depósito de agua utilizado para la extinción de incendios, más o menos la mitad del recorrido, lugar que aprovecharon para degustar el vino de la zona, junto a unas ricas tortas de sardinas y panceta que hacen en la panadería del pueblo, todo por cortesía del Ayuntamiento de Alatoz.
Descenderían un tramo, para luego ascender por senda hasta el caserío de la Tomasa, un cortijo ya abandonado aunque bien conservado, con un horno moruno de piedra en muy buen estado. Continuarían subiendo hasta lo más alto, donde se sitúan los molinos, un parque de aerogeneradores.
Ya sólo les restaba, rodeados de zonas de huertas regadas por los numerosos manantiales que existen en la zona, coger el camino que les llevaría por el Vallejo de la Fuente el Moro, sin apenas agua, para enlazar con el camino de la fuente Sancho hacia Alatoz.
Con el pueblo a la vista pasarían por el “Cinto Teruel” y por la “Matacaná” con unas bonitas vistas de la iglesia y de la villa, terminando el recorrido circular.
Al entrar en el municipio visitaron la Iglesia de San Juan Bautista, declarada como bien de interés cultural en 1983 y el Molino de Alatoz, recientemente rehabilitado y acondicionado también como museo etnológico.
Otras dos estupendas rutas, que hicieron disfrutar a los cien participantes de esta actividad de las maravillas de entornos naturales que esconden nuestros municipios, gracias a la iniciativa de la Diputación Provincial de Albacete.
El próximo fin de semana también doble cita. Un grupo visitará, el sábado 13 de abril, Corral-Rubio, para conocer una ruta denominaba “Laguna de la Campana por el recreo”, con una dificultad técnica baja, un recorrido circular de unos nueve kilómetros de distancia y unas tres horas de duración.
Y el domingo 14, caminarán por Fuentealbilla, en una prueba denominaba “Ruta del Galayo”, con una dificultad técnica media, un recorrido circular de unos 18 kilómetros de distancia y unas cuatro horas de duración.