Quién dijo en su día que esta Liga Hypermotion debería llamarse Liga Hipertensión, razón llevaba. La categoría de plata del fútbol nacional viene siendo cada vez más compleja y ajustada, pero este año parece llevarse la palma. Prueba de ello es lo que le está ocurriendo al Albacete Balompié.
El conjunto dirigido por Alberto González arrancó el curso envuelto en un clima de verdadera euforia, y no era para menos. Se ganó en casa del Granada realizando una muy buena actuación. Acto seguido, en su estreno en el Carlos Belmonte, doblegó al Elche haciendo un partido muy serio y sabiendo sufrir. Dos victorias de peso ante dos rivales de órdago. La ilusión empezó a cundir, aunque en poco tiempo todo el castillo de naipes pareció venirse abajo.
Llegaron hasta tres derrotas consecutivas que mermaron mucho los ánimos. Especialmente, dañina fue la vivida en La Rosaleda ante el Málaga, donde el Alba tuvo muy cerca la oportunidad de evitar el desastre. Después, las encajadas frente a Eibar y, sobre todo, ante el Mirandés fueron totalmente merecidas.
Es por ello que el choque del pasado sábado en Ferrol se antojaba importante para ver si el equipo seguiría a la deriva o, por el contrario, sería capaz de volver a la esencia que mostró en el final de la pasada temporada y en el citado arranque de la presente. Pues bien, en territorio gallego los blancos se quitaron todos los complejos, vencieron por 1-4 y escenificaron que, aunque todavía hay mucho trabajo por delante que completar, los mimbres están ahí.
Ahora toca refrendar todas estas buenas sensaciones este próximo viernes de nuevo en el Belmonte, a donde acudirá un viejo conocido como es el RC Deportivo de La Coruña que pasa por horas bajas.
No obstante, y pese a que los focos ya están puestos en el duelo ante la escuadra herculina, hay que mirar que en este comienzo de curso el Albacete Balompié respira como noveno clasificado con 9 puntos, a tan solo dos de los puestos que invitan a soñar con grandes cosas.