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La ruta de senderismo de la Diputación de Albacete tuvo parada en Pétrola y El Bonillo
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La ruta de senderismo de la Diputación de Albacete tuvo parada en Pétrola y El Bonillo

lunes 06 de mayo de 2019, 12:25h

Este sábado y domingo, días 4 y 5 de mayo, tuvieron lugar la décimo séptima y octava prueba de la sexta edición de las rutas de senderismo que organiza la Diputación Provincial de Albacete.

Rutas para promocionar tanto el turismo, como el deporte y la cultura que ofrecen nuestros pueblos. Las citas llegaban a dos comarcas distintas, en Pétrola la comarca Monte Ibérico Corredor de Almansa y Campos de Montiel en El Bonillo.

El sábado, los participantes recorrieron la ruta denominada “Laguna de Pétrola”, circular, de 15 km de distancia, de dificultad media- baja y cinco horas de duración. Comenzaban a las 09:00, desde en Casa de la Cultura. El día estaba soleado aunque hacía un poco de fresco. Abandonaron el pueblo atravesando la ctra. comarcal 3211 y tomando el camino que rodea la laguna por el lado derecho. Se adentraron entonces en la Reserva Natural de la Laguna salada de Pétrola, una cuenca endorreica con alto valor ecológico, donde habitan gran cantidad de aves acuáticas.

Es la laguna salina más extensa y permanente del este de Albacete y con gran interés ya que alberga una importante comunidad de aves acuáticas, los más llamativos son las bandadas de flamencos que incluso llegan a criar durante el verano. Tiene una superficie de 344 hectáreas y pertenece a la Red Natura 2000.

A los pocos metros, casi encima de la laguna, se encuentra una caseta habilitada para la observación de aves, desde donde, con paciencia y silencio, se pueden observar gran cantidad de aves. Continuaron la ruta por la laguna entre campos de cultivo de almendro y viña principalmente, hasta adentrarse en la finca Casa de la Galana. Bajo unas maravillosas encinas centenarias que hay en este lugar, el Ayuntamiento de Pétrola tuvo a bien invitarles a almorzar, con gran cantidad de contundentes platos de todo tipo, bebida fría y hasta un rico café de puchero.

Los campos que bordean la laguna, principalmente cereal, estaban totalmente verdes, fueron bordeando los senderistas hasta llegar a las casas de la finca La Galana, la cual atravesaron, abandonando el camino que bordea la laguna y cogerían uno que les llevaría hasta la aldea chinchillana de Horna, donde en su laguna pudieron observar, entre otros, los llamativos flamencos. Después, bordearon esta laguna, para volver a la de Pétrola, ascendiendo primero al Cerro Colacaballo (920 metros), punto más alto de la ruta, desde donde pudieron disfrutar de las hermosas vistas de la laguna, el Cerro Mompichel, junto a la carretera de Valencia, cerca de la laguna del Salobralejo, importante enclave de vías romanas que conducían al poblado de Meca en la Sierra del Mugrón, ya cerca de Alpera, desde donde vieron la anteriormente visitada Laguna de Horna, con un fuerte estiaje y de agua dulce, y por encima el Cerro Cuadrado ya dirección Chinchilla, más al suroeste se divisa claramente el perfil de la sierra de Albacete, apreciándose a simple vista algunas cumbres como el Padrastro de Bogarra, a sus pies pudieron adivinar el paisaje lagunar existente hace unos milenios y que tan poblada de fósiles marinos dejó la zona.

Tras realizar las fotos de recuerdo de rigor, tomaron una senda que baja hacia una morra, conocida por Cerro Escurridor donde se encuentra un yacimiento de la edad del bronce, adivinándose hoy en día las murallas que lo protegían así como la rampa de acceso al mismo, al estar más próxima a la laguna se podían distinguir más fácilmente los flamencos y demás aves que por allí discurrían.

Regresaron al camino de La Galana, que coincide en este punto con el Camino del Sureste, que conduce a Santiago desde Alicante y Murcia. Hasta llegar al pueblo y tomar un sendero que sube hacia el Cerro Calvario, desde donde pudieron observar todo el recorrido realizado con el telescopio que hay allí y analizar la zona con los paneles informativos. Al bajar visitaron la iglesia parroquial de Pétrola, de finales del XVIII y de estilo Neoclásico.

Ya el domingo, con otros 50 participantes, tuvo lugar la ruta “Salinas de Pinilla, Sabinares y Bodegas de El Bonillo” lineal, de 13 kilómetros y dificultad baja, que discurre por la Comarca Natural del Campo de Montiel.

Aunque todo el camino hacia El Bonillo fue soleado, fue justo al llegar a éste cuando apareció la niebla, ya que se encuentra por encima de los mil metros de altitud. Aunque tras el café en el municipio, volvieron al autobús para desplazarse hasta el punto de partida, Las Salinas de Pinilla.La niebla persistía y fue un poco antes de llegar a su destino cuando esta desapareció.

Estas salinas son un espacio natural protegido, la Microrreserva Natural de las Salinas de Pinilla. Se trata de grandes balsas, construidas con diques de piedra seca y barro, que permitían que el agua estancada se evaporara, dejando la sal de roca formada en el fondo. De esta explotación salina, ya en uso en la Edad Media, no sólo es interesante la fauna y flora crecidas en un entorno salino, sino las propias instalaciones tradicionales. Recientemente se ha descubierto una nueva especie de planta halófila. En las balsas se pueden encontrar praderas sumergidas y en tierra, albardinales. Pero lo más interesante es la Limonium Pinillense, recientemente clasificada, y la Althenia Orientales, la planta más rara y amenazada de las que crecen en entornos salinos.

Abandonaron las salinas y cogieron un poco de altura desde donde pudieron observar unas preciosas vistas de las salinas y unas lagunas pegadas a estas y regadas por el río Pinilla, donde pudieron observar hasta flamencos.

Así, entraron en otro entorno natural protegido, los Sabinares del LIC (Red Natura 2000) de las Lagunas de Ruidera. El sabinar puede considerarse un área de excepcional interés debido a su cantidad de árboles que aquí se encuentran y la edad de los mismos, debido a esto es uno de los más importantes de España. Caminaron entre sabinas albar, junto a las hierbas aromáticas como tomillo, romero, mejorana e innumerables florecillas de distintos colores que tapizan el suelo.

Atravesaron el extenso sabinar, para dirigirse entre distintos campos de cultivos, a su siguiente destino, la visita a dos de las más importantes bodegas de El Bonillo, las Bodegas de Manuel Manzaneque y la de la Familia Conesa.

Dichas bodegas se encuentran por encima de los mil metros sobre el nivel del mar, lo que genera un microclima que hace que se cultiven unas viñas muy peculiares y unos ricos vinos especiales, D.O. Pago. La primera parada fue en las Bodegas de Manuel Manzaneque, la cual visitaron sus instalaciones y aprovecharon para desayunar y probar los ricos vinos que aquí elaboran.

Continuaron el recorrido y cambiaron de finca, entrando en la de El Guijoso, de la Familia Conesa, hasta llegar a las instalaciones, pudieron pasear por su precioso jardín, que tiene algunas sabinas con muchos centenares de años, alguna incluso dicen que miles. Tras visitar su impresionante bodega, pudieron comprobar la calidad de los vinos que aquí elaboran, al igual que un rico queso de nueva creación, curado en madera de sabina, ya que en esta finca, aparte del vino, no paran de innovar y elaborar distintos y variados productos.

Desde aquí, ya en autobús, se desplazarían hasta El Bonillo para degustar distintos platos tradicionales de este municipio. Ya por la tarde visitaron el Museo Parroquial (con importantes cuadros, entre ellos un magnífico Greco), la Iglesia de Santa Catalina, el conjunto histórico de la Plaza Mayor, y también visitaron las instalaciones del Campo Municipal de Golf “La Lagunilla” donde pudieron comprobar sus habilidades en una clase de iniciación de este apasionante deporte.

Dos preciosas rutas, rodeados de verdes campos con impresionantes paisajes, cargadas de naturaleza, historia y tradición, que hizo disfrutar a los cincuenta participantes de esta actividad, que tanto éxito ha tenido en anteriores ediciones, organizado por la Diputación Provincial de Albacete.

La siguiente cita será el domingo día 12 de mayo en Villarrobledo, una prueba denominada “El sendero del tiempo”, circular, de una dificultad baja, con algo más de 12 kilómetros de distancia y unas cinco horas de duración.

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