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Un volcán llamado Gobierno de España (II)

Por Miguel Ángel Vicente
miércoles 03 de noviembre de 2021, 04:01h

En este modus operandi adoptado, desde el minuto uno, por el Retroprogresista Criminal Gobierno de España, bajo el prisma o principio fundamental de hacer de su capa un sayo (convertir en sayo -prenda menor, al fin y al cabo- el paño de algo tan esencial como era la capa. En definitiva, actuar con absoluto albedrío, para bien o para mal, en todo aquello que sólo a uno le concierne, según se expresa en el Diccionario de Refranes, Dichos y Proverbios, de Luis Junceda) o lo que es lo mismo, actuar con absoluta arbitrariedad, aun en contra de las normas del Ordenamiento Jurídico, incluida la propia Constitución Española, en aras siempre del beneficio de quien así obra, o sea, en este caso, del Retroprogresista Criminal Gobierno de España, cuya acción se concreta, a diario, en dictar normas contrarias a los principios fundamentales que deben regir en un Estado que se considere de Derecho, Democrático y Social, contraviniéndolos siempre en beneficio propio, fundamentalmente, en nuestro caso, para mantener en La Moncloa al que ya debemos considerar ocupa de la misma, por hacerlo con el apoyo parlamentario de la escoria parlamentaria, especialmente, los independentistas catalanes, los ídem vascos y los filoetarras o asesinos de la extinta ETA, cuya base, buscando como buscan tales daguerrotipos de partidos sanguinarios y golpistas, la destrucción de la democracia española y, por ende, del sistema político institucional que los españoles nos dimos tras la Transición (que dicen, supuso un ejemplo para la humanidad), implantando una República bananera, comunista-marxista-leninista-estalinista (que tan bien les va a la Rusia de Putin, a la Venezuela del idolatrado Nicolás Maduro –José-Luis Rodríguez Zapatero y Podemos, mediante-, a la Bolivia de Evo Morales, a la Nicaragua de Daniel Ortega o la Cuba de los Castro), promoviéndose a Presidente Vitalicio y con facultad de elegir a dedo a su antecesor, quien cree ser el árbitro de la elegancia, el más guapo del mundo (ahora canas intercaladas por medio, para aparentar preocupación por sus súbditos, que ya vemos, como ejemplo más cercano lo que le importan los ciudadanos viendo cómo están esperando, entre agonía, los Palmeros, la llegada de las ayudas oficiales, de las que, a día de hoy no ha llegado un solo euro y lo que te rondaré morena) y con aspecto y andares más de un chulo-putas que de un Presidente del Gobierno, o sea, el Pseudo-Doctor-Sánchez, alias, entre otros, “Pinochon” (por aquello de un Falcon para él y su señora, y otro o dos o tres o, quizás ya, una flota para su napias, que dejan ya en mantillas a las de 300 Pinochos, uno al lado de otro, y que, además, siguen creciendo, en un simil, a como avanza la colada o la lava eruptada por el cráter del Volcán de Cumbre Vieja de La Palma), de lo que sería transformando en la III República de España, siendo la consecuencia principal, entre otras mucho más graves, tales como la eliminación de la libertad y la propiedad privadas, el viaje hacia el exilio de la familia Real, encabezada por un Felipe VI, que no sabe no contesta y que no está a la altura del cargo institucional que ocupa, por mucho que los meapilas, los lameculos y demás ralea de personajes que integran el enjambre o la colmena que rodea al Monarca, balanceen, sin rubor ni vergüenza, cada día, un botafumeiro sobre la cabeza Real más grande que el de la Catedral de Santiago de Compostela, sin darse cuenta que poco o nada hará ese cacharro, si Don Felipe no despierta del sueño en que parece haberle sumido el Pseudo-Doctor, y se pone al frente de sus vasallos a la manera como se puso Rodrigo de Vivar, conocido como El Cid Campeador, montando su caballo Babieca y blandiendo su espada Tizona, y que aun en estado de muerto, logró una victoria sobre los moros (perdonen por la expresión por si algún norteafricano se ofende pero esta es la verdad y verdadera historia y no la que se enseña en esa asignatura que se pretende impartir, como una Biblia, llamada Historia Democrática) o sarracenos, en Valencia, ofrecida al entonces Rey de España, Don Alfonso VI, y que provocará en las mentes de los adolescentes alumnos, una empanada mental que les hará vomitar lava y si no al tiempo). Y es que, ese papel fundamental y ejemplar que debiera desempeñar su Majestad en este Teatro del Mundo en que se ha convertido la Nación Española, es decisivo y fundamental para lograr evacuar de la Mesa del Consejo de Ministros a tanto inepto, a tanto mentecato, a tanto incapaz, a tanto apóstata y, en definitiva, a tanto traidor a la Madre Patria (acentuemos aquí, la pretensión de la Vicepresidenta Segunda del Gobierno de España –ahora reconocida como animal de compañía por el Pseudo-Doctor, a cuenta de la reforma laboral, vigilada por la Calviño - de llamar a la Patria, Matria, que queda más mono y sobre todo más feminista, en esa lucha que llevan a cabo desde el Ministerio de Igualdad a cargo de la analfabeta, Irene Montero, contra todo lo que exude a hombre de pelo en el pecho).

Y no es que hablemos por hablar, que también, si llega el caso, pero si fuéramos un país serio y la ciudadanía en general no fuera una masa cretinizada, como suele expresar Juan-Manuel de Prada, o una masa de carne con ojos, como suele expresarse desde tiempo inmemorial, o una sociedad de borregos, tal como se ha expresado recientemente el director del Diario “La Razón”, Francisco Marhuenda, a cuenta de la declaración de inconstitucionalidad por parte del Tribunal Constitucional, del Segundo Estado de alarma, sobre lo que expone: “En un país serio y responsable, se exigiría responsabilidades tanto por las dos sentencias condenatorias como por no haber reformado las leyes. No solo el Gobierno pasa de todo, sino que la sociedad vive feliz e indiferente ante esta irresponsabilidad. Ni siquiera espero que dimita nadie, solamente una comparecencia parlamentaria de Sánchez para dar explicaciones y anunciar las reformas que necesariamente tendría que hacer para adaptarnos a situaciones de epidemias. Nos tratan como borregos y somos poco exigentes con nuestros políticos, por ello pienso que es posible que nos lo merezcamos. Nos hemos convertido en una sociedad inane y adormecida que lo acepta todo de buen grado”. Una sociedad drogada, en la que, como insiste el citado Juan-Manuel de Prada, se refocila en los derechos de bragueta y en el sopicaldo penevulvar, que diestramente se propala desde las instancias mediáticas del Gobierno y en el que el pueblo pica como pardillos, cual pican los peces el anzuelo provisto de una lombriz. Y esto imprime, como el bautismo, carácter, y ya, una vez, adoptada la posición de decúbito supino, es muy difícil levantarse y erguirse de nuevo, por lo que, indefectiblemente, el sujeto que cae en ese trampantojo, queda de tal guisa de por vida.

MIGUEL ANGEL VICENTE MARTINEZ

03 DE NOVIEMBRE DE 2.021

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