El horario de verano en España comenzará el 29 de marzo y finalizará el 26 de octubre. Aunque se ha debatido su efectividad en ahorros energéticos, la decisión sobre su eliminación aún no está clara. Un estudio reciente indica que el horario de invierno podría ser más beneficioso para la salud.
El horario de verano comenzará en la madrugada de este sábado, 29 de marzo, y se extenderá hasta el domingo, 30 de marzo. A las 02:00 (01:00 en Canarias), el reloj marcará las 03:00 (02:00 en Canarias). Según la normativa vigente, este periodo de horario de verano se mantendrá hasta el próximo 26 de octubre.
Según el organismo, el informe más reciente sobre este asunto fue creado en 2018 por la Comisión de Industria, Investigación y Energía del Parlamento Europeo. La investigación señala que, aunque los cambios estacionales de hora pueden generar ciertos ahorros, estos son marginales, y no se puede garantizar que todos los Estados miembros de la UE obtengan los beneficios.
La Unión Europea (UE) establece una hora y fecha comunes para el inicio y finalización del conocido como horario de verano, aplicable a todos los Estados miembros. La última información proporcionada por la Comisión Europea sobre este tema data de 2021. En esa comunicación, se determinó que los cambios deberían realizarse hasta el año 2026: específicamente, los últimos fines de semana de marzo y octubre, a las 02:00 hora española.
No se debe interpretar que a partir de 2026 se eliminarán los cambios de hora. El Consejo de la UE, que representa a los gobiernos de los países miembros, todavía no ha llegado a una decisión definitiva sobre este asunto. Esto ocurre a pesar de que en 2019 el Parlamento Europeo ya mostró su apoyo a la propuesta de la Comisión Europea, que buscaba permitir que cada Estado realizara una consulta pública para decidir si desea mantener su horario actual o establecer uno permanente sin ajustes semestrales.
Para que esta iniciativa sea implementada, es necesario que haya un consenso tanto en el Parlamento como en el Consejo.
El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) ha declarado a Europa Press que, en los últimos años, no ha llevado a cabo estudios ni trabajos relacionados con el cambio de hora. Además, ha enfatizado que en España no se dispone de informes actualizados que puedan confirmar que el cambio de hora genere ahorros energéticos. "El último data de 2015 y en ningún caso se ha analizado el impacto del cambio de hora en un contexto como el actual", ha insistido.
Asimismo, se destaca que, aunque es posible lograr ahorros de energía en la iluminación, no resulta tan claro que esto suceda de igual manera con la calefacción, donde incluso podría haber un incremento en su consumo.
Además, se señala que la interpretación de los resultados es complicada debido a la influencia de factores externos, tales como las condiciones meteorológicas o el comportamiento de los usuarios.
En España, el primer ajuste horario se implementó en 1918. Sin embargo, durante los periodos de 1920 a 1925 y de 1930 a 1936, no se registraron cambios en la hora. Fue en 1940, bajo el Gobierno de Franco, cuando se reintrodujo esta medida con el objetivo de alinear el horario español con el de la Alemania nazi y otros países de Europa Central.
La idea del horario de verano resurgió en España y en el resto de Europa durante los años 70, impulsada por la crisis del petróleo. Este sistema permanecerá vigente hasta que se logren avances a nivel europeo.
Durante la consulta pública realizada por la Comisión Europea en 2018, un notable 93% de los participantes españoles se mostró a favor de eliminar el cambio de hora, superando así la media europea que se situó en el 84%. En ese mismo año, el Gobierno decidió establecer una Comisión compuesta por expertos para analizar la reforma de la hora oficial. Esta Comisión fue encargada de elaborar un informe que evaluara las disposiciones reguladoras del cambio horario y también de estudiar la conveniencia de mantener la hora de Europa Central en nuestro país.
En el informe fechado el 20 de marzo de 2019, esta Comisión llegó a la conclusión de que "no era aconsejable producir ningún cambio precipitado en los husos horarios mientras no existiese un consenso compartido y una difusión práctica a nuestra ciudadanía de los riesgos y oportunidades que comporta". Según lo indicado, sería "prudente" por parte del Ejecutivo mantener el cambio estacional e ir alimentándose de una argumentación que esté suficientemente consolidada y compartida.
El IDAE ha enfatizado que es necesario realizar un análisis a largo plazo para evaluar situaciones estacionarias en los estudios sobre el cambio horario. En este sentido, ha señalado que la decisión de modificar la hora se tomó en una época caracterizada por hábitos de vida diferentes, los cuales podrían influir más significativamente en el consumo energético, como es el caso de la ampliación del teletrabajo.
De igual manera, se ha subrayado que los análisis previamente empleados para determinar estos datos han sido modificados "significativamente" debido a las nuevas exigencias de eficiencia energética en la iluminación, en los sistemas de climatización y en los propios edificios. Además, la creciente incorporación del autoconsumo también ha influido en estos cambios.
No obstante, un reciente estudio a nivel mundial, en el cual ha colaborado Darío Acuña, profesor emérito del Departamento de Fisiología de la Universidad de Granada, ha señalado el efecto biológico adverso que el cambio horario provoca en los seres humanos.
Además, ha defendido la idea de conservar el horario de invierno, considerándolo como más equilibrado.
En el año 2024, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) llevó a cabo una encuesta con una muestra de 1.337 individuos. Los resultados mostraron que un 70% de los españoles opta por el horario de verano, mientras que solo un 23% se inclina hacia el horario de invierno.
El estudio sostiene que las variaciones de luz durante las estaciones son graduales, lo que facilita la adaptación humana. Esta suavidad se ve interrumpida por el cambio al horario de verano. Por otro lado, el horario de invierno ayuda a prevenir un exceso de luz en las tardes y noches, lo cual se considera perjudicial para la salud al afectar el sistema cronobiótico de los individuos.