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Desciende el nivel de la feria taurina

Por Antonio Martínez
jueves 28 de agosto de 2014, 12:50h
Antonio Martínez
Antonio Martínez

Manuel Serrano ha permitido que el listón de la feria taurina haya descendido varios escalones con respecto a ferias de años anteriores.

Parece mentira pero ha ocurrido. La última Feria taurina que le ha tocado organizar al actual concejal de Asuntos Taurinos deja demasiadas incógnitas por resolver y mucho que desear, si la comparamos, eso sí, con ediciones anteriores.

Y no es solo por la llamativa ausencia de alguna de las primeras figuras del toreo, como El Cid, o triunfadores de años anteriores, caso de José María Manzanares, sino porque como consecuencia directa de estas ausencias, no han quedado redondas, lo que se dice redondas, más de dos o tres tardes, siendo uno más que generoso.

Hay toreros con dos tardes cuya justificación resulta altamente dificultosa, salvo que se utilice un calzador, aunque justo es reconocer que hay público, y en consecuencia, gustos para todo, pero quizás se antoja demasiado persistente la presencia  en más de una tarde de diestros que poco o nada han aportado al engrandecimiento de nuestra Feria Taurina en años anteriores y que como “premio a esta excelente labor en la brega” se han visto recompensados con dos apariciones en la cartelería.

Hay presencias que no dicen nada y ausencias que dicen mucho, y no me refiero solo a las grandes figuras del toreo, sino a los diestros locales que ven como en su Feria, como en su ciudad, se les niega lo que a otros se les regala en sus pueblos o ciudades.

Sergio Serrano que se jugó la vida el año pasado con un lote absolutamente impresentable y que ha salido a hombros por la puerta grande en años anteriores, Andrés Palacios que probablemente tenga más corridas firmadas que algún otro que sí que figura en los carteles, o José María Arenas que desde que tomó la alternativa jamás se supo, no aparecen en ningún festejo, cuando, insisto, tienen más méritos contraídos con la afición albaceteña que algún que otro maestro que sí que van a tener oportunidad de desplegar su arte en el coso albaceteño. Y que conste que estas menciones son tan solo  a modo de ejemplo y no pretende ser ni tan siquiera una terna de referencia para nadie, sino una breve pincelada de lo que es el mundo taurino albaceteño y que daría para un par de festejos bastante aseados, ganaderías incluidas.

Pero lo malo, o lo bueno, según se mire, es que esta no es solo mi opinión, nuestra opinión, sino que responde al sentir general de la afición que no entiende, a la vista de lo que ha ocurrido en años anteriores, como el Concejal se ha dejado llevar por el conformismo y ha permitido, con su aquiescencia, que el listón de nuestra Feria Taurina haya descendido demasiados peldaños, precisamente en la edición donde debería haber volcado todos sus esfuerzos por superar lo conseguido en años anteriores.

Dicen los carteles a la entrada de nuestra ciudad que “Sin Toros no hay Feria”, y hay gentes que lo aplauden y gentes que lo pone en duda, pero para quienes lo aplauden, también les gustaría que la Feria Taurina que se promociona lo fuera redonda, con presencia de las primeras figuras del escalafón, que sirviera de promoción a los diestros locales y que premiara, a quien jugándose la vida en años anteriores, contribuyera a engrandecer nuestra Feria y obviara a quien solo vino a aliviarse y pasar por caja.

Sr. Concejal sin toreros, difícilmente puede haber Feria taurina.

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